jueves, 16 de mayo de 2013

Caer despacito.


La escritura de algunas entradas a modo de evasión, ya va haciendo que los temas que suelo abordar sean cada vez más escasos, y que cierta incomodidad presente al momento de escribir se acreciente día a día.

Con todo, este no es el momento para un viraje rotundo, ni mucho menos para un cierre. Además, creo poder reorientar esto con pequeños ingredientes que, matizados con cierta honestidad que he tratado de mantener, puede –o al menos eso quiero creer-, dar buenos frutos.

Así, debo confesar el abandono de un gran número de textos que, vistos ahora mientras busco un nuevo punto de partida para la entrada de hoy, se me presentan casi como un todo.

Por lo mismo, acá van los títulos, o primera frase, de algunos de esos textos abandonados:


Por qué Gargamel odia a los pitufos.

Vian: No soy tan importante.

La rebelión de las minúsculas.

Luna nueva y luna vieja.

Debilidad de las vocales fuertes.

Hay una serpiente en mi boca.

Porthos decide pensar.

La Barbie Lispector.

Guerra y Paz, y otros libros de bolsillo.

El cortaúñas del Inspector Gadget.

Envolver para regalo.

Caer despacito.

Canción de despedida, para cantar en la ducha.


Y claro, como se observa, tratar cualquiera de ellos requiere de cierto enfoque, claridad y energía que hoy me faltan.

Mañana intento algo mejor, dijo Wingarden, pero murió esa noche.

3 comentarios:

  1. ¡la rebelión de las minúsculas y las lunas todas!
    (se sentía como si uno pudiera votar a grito pelao por algunos)

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  2. Estupendos todos. Me quedo con las ganas de saber Por qué Gargamel odia a los pitufos.Se me presenta como un gran interrogante.
    Un abrazo!
    =)

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  3. Gracias. Voy a ver si me animo con algunos. (Sobran ideas, en realidad, falta ánimo, sentido y tiempo...)

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