La escritura de algunas entradas a modo de evasión,
ya va haciendo que los temas que
suelo abordar sean cada vez más escasos, y que cierta incomodidad presente al
momento de escribir se acreciente día a día.
Con todo, este no es el momento para un viraje
rotundo, ni mucho menos para un cierre. Además, creo poder reorientar esto con
pequeños ingredientes que, matizados con cierta honestidad que he tratado de
mantener, puede –o al menos eso quiero creer-, dar buenos frutos.
Así, debo confesar el abandono de un gran número de
textos que, vistos ahora mientras busco un nuevo punto de partida para la entrada
de hoy, se me presentan casi como un todo.
Por lo mismo, acá van los títulos, o primera frase, de algunos de esos textos abandonados:
Por qué Gargamel odia a los pitufos.
Vian: No soy tan importante.
La rebelión de las minúsculas.
Luna nueva y luna vieja.
Debilidad de las vocales fuertes.
Hay
una serpiente en mi boca.
Porthos decide pensar.
La Barbie Lispector.
Guerra y Paz, y otros libros de bolsillo.
El cortaúñas del Inspector Gadget.
Envolver para regalo.
Caer despacito.
Canción de despedida, para cantar en la
ducha.
Y claro, como se observa, tratar cualquiera de
ellos requiere de cierto enfoque, claridad y energía que hoy me faltan.
Mañana intento algo mejor, dijo Wingarden, pero murió esa noche.
¡la rebelión de las minúsculas y las lunas todas!
ResponderEliminar(se sentía como si uno pudiera votar a grito pelao por algunos)
Estupendos todos. Me quedo con las ganas de saber Por qué Gargamel odia a los pitufos.Se me presenta como un gran interrogante.
ResponderEliminarUn abrazo!
=)
Gracias. Voy a ver si me animo con algunos. (Sobran ideas, en realidad, falta ánimo, sentido y tiempo...)
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