-Estás cada vez más cerca de darte por vencido –me dijo.
-Tu biblioteca es un caos –me dijo.
-Si sigues poniendo como excusa el corazón de los otros no conseguirás
nada –me dijo.
-Hoy sientes que el tiempo te hace daño –me dijo.
-Tienes el corazón amargo –me dijo.
-Tienes vergüenza de comenzar a llorar y también de dejar de hacerlo –me dijo.
-Quieres estar en otro sitio –me dijo.
-Eres un cobarde –me dijo.
-Prefieres dar la vida que cuidarla –me dijo.
-Das saltos cuando duermes por las noches –me dijo.
-Perdiste la fe –me dijo.
-Nadie va a salvarte –me dijo.
-Esperas demasiado de los otros –me dijo.
-Te angustia no saber –me dijo.
-Hasta el trabajo que amabas pierde su sentido –me dijo.
-Sientes que no puedes cambiarlo –me dijo.
-Te quemaste por dentro –me dijo.
-Has vuelto a bajar la vista –me dijo.
-Te haría bien una última renuncia –me dijo.
-No cocinas hace tiempo –me dijo.
-Escribes aguantando la respiración –me dijo.
-Hace años que no tienes un día sin cosas pendientes –me dijo.
-Te has bajado de ti mismo –me dijo.
-Te has quedado solo –me dijo.
-Tus libros se secan como plantas –me dijo.
-Te has llenado de vidrios –me dijo.
-Dime algo que no sepa –dije yo, entonces.
-Te equivocas –me dijo.
-Vonnegutt besará tu frente, esta noche.
No sabía que se sentía así...
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