Ella volvió de Venecia pensando que había un dato
que no le habían dado.
Una fecha, una información… quizá un monumento
importante que hubiese olvidado visitar.
Y claro, todo eso provocaba una extraña sensación.
-Debe haber sido el guía –le dijo a una amiga-. Sí…
estoy segura que fue el guía… tiene que haber hecho el recorrido más breve, o tomar
un camino equivocado… tú sabes cómo son… con eso de ahorrar tiempo lo más
probable es que no nos mostrara realmente lo que queríamos ver…
-Pero las fotos del viaje son maravillosas… -la
interrumpió su amiga-. No te quejes… ¿acaso no era hermosa Venecia?
La que había vuelto de Venecia hizo una pausa y lo
pensó un poco.
Luego intentó explicarlo.
-Claro que es hermosa –dijo-, y las fotografías son
bellas y puede que objetivamente no tenga nada que reprochar… pero me queda una
sensación extraña… como si hubiese recorrido un decorado… o una Venecia falsa
hecha de cartón…
-¡Qué tonta eres…! –dijo su amiga, alegremente-. Ya
quisiera yo una vida de cartón con esa belleza…
-No lo entiendes –señalo la primera-, no se trata
de si hay belleza o no hay belleza… el punto es la sensación que queda, como de
estar estancada… Sí, eso es… como estancada, como si hubiese recorrido un mapa…
-¡No exageres…! Hablas como si hubieses asistido a
una autopsia… -señaló su amiga-. Además se trata de Venecia… dime que cualquier
ciudad está estancada menos esa que justamente está cruzada por agua…
-Pero el agua se nota más cuando está estancada… sale
mal olor… no sé… Disculpa que le dé tantas vueltas… es solo que no me sé
explicar.
-No importa… no me molesta… es solo que siento que
estás ensuciando un poco ese recuerdo…
-Puede ser…
Ambas hicieron una pausa.
-¿Hablamos mejor de otra cosa? –preguntó la que no había
ido a Venecia.
La otra no contestó.
Venecia estaba cada vez más lejos.
"Ya quisiera yo una vida de cartón con esa belleza…"
ResponderEliminarQué terrible...!
Yo también la quiero...!