"Um dia o nariz de Joãozinho conseguiu farejar
uma
coisa tão maravilhosa que ele ficou bobo".
C.L.
Estoy esperando que salga el pan, en una
panadería.
Entonces escucho hablar sobre un chico que consideran, al menos, un poco especial.
-Te mira atento todo el rato, pero no parece
entender nada… -dice una mujer.
-Lo peor es que insiste en que le expliquen y luego
sonríe –comenta otra-, como si por un instante hubiese entendido y luego olvidara
qué era lo que había preguntado…
La dependienta del lugar se suma a las impresiones:
-Una vez me ayudó cortando letras para un anuncio y
estuvo trabajando en eso toda la tarde…
-¿Pero habrá sabido que eran letras? –pregunta la
primera.
-Yo creo que sí… -contesta la dependienta-, es
decir, estaba feliz haciendo letras… apenas terminaba una me la iba a dejar,
aunque claro... yo insistía en que era mejor esperar a hacerlas todas…
-¿Pero usaste las letras, al final?
-Ja,ja… no… la verdad es que no… -explica-. Lo que
pasa es que terminó usando mal los moldes y me llenó el mesón de letras que no
servían para el anuncio…
-¿Cómo…?
-Eso… que no cortó las letras que le indiqué sino
que dibujó y cortó en cartulina las letras que quiso…
-¡Qué bobito…! –dice entonces la primera mujer,
ingenua.
-¡Sí, qué bobito…! –confirma la dependienta.
Por último, sale el pan del horno y todos en el
negocio se pelean, prácticamente, por llenar sus bolsas…
Yo, en tanto, y sin hambre, doy un paso atrás.
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