Una vez conocí a alguien que explicaba todo dos
veces… ¿Entienden lo que es eso…? Explicar algo dos veces, me refiero… Se
trataba de un viejo que había sido profesor durante toda su vida… Yo lo supe
porque se comentaba entre los vecinos, pero también porque él me lo contó
directamente: “fui profesor durante la mayor parte de mi vida”, me dijo, y así
corroboré la información.
Por cierto, cada vez que hablábamos sobre el tema él
explicaba lo mismo y yo intentaba entender si había un objetivo tras aquella
costumbre, o simplemente se trataba de un mal hábito.
¿Pueden imaginarse lo absurdo que es eso…?
Él hablando y explicando de la manera en que le era
natural y yo preguntándole si tenía un objetivo o si era un mal hábito.
-¿Me estás preguntando si mi forma de hablar tiene
un objetivo o es simplemente un mal hábito? –dijo el viejo.
-Sí –afirmé yo-. Sí.
Entonces él, con un tono de voz que nunca le había
oído antes, intentó explicar:
-Es tan sencillo que avergüenza – confesó-, es
decir, una típica malformación profesional… sencilla. breve… sin importancia
prácticamente… Tanto así que la puse en práctica en los distintos colegios en
que trabajé.
-¿Trabajó usted en muchos colegios –Le pregunté,
-Sí –contestó-. En muchos. Y en todos me toco
repetir ese ritual de repetir las cosas.
-¿Por qué? –insistí-. ¿A qué se debía la repetición…?
-Lo que sucede –contestó-, es que las cosas importantes
deben explicarse más de una vez.
-…
-Es como abrir una ventana –continuó-, es decir, si
necesitas viento, o sentir realmente el aire en movimiento, lo que necesitas es
abrir dos, para que se forme una corriente…
Yo escuchaba.
-La gente necesita ese aire, ese movimiento –agregó-,
y solo se produce cuando existen dos aberturas… Y claro, si lo piensas, pasa lo
mismo con la existencia de parejas, o con la gente que se ama… ¿Acaso no lo has
pensado…? ¿Por qué tienen hijos las personas o por qué no tenemos un mundo cada uno…?
El viejo habló un poco más y entonces se detuvo.
Y claro, sus palabras me habían gustado
tanto que le pedí que las repitiera, si le era posible.
Pero él se negó.
Por eso tuve que sacar yo mis propias conclusiones, reuniendo sus palabras.
Podemos repetir lo importante, me dije, pero lo esencial y verdadero debe pasar de uno en uno, por ventanas diferentes, de un corazón a otro diferente… igual que para formar corrientes de aire.
Luego pensé en mí.
Creo que por eso me hice profesor, me dije, para que lo esencial y verdadero que alguna vez escuché pueda transmitirse a otro, y claro, por eso también me hice padre y hasta por eso tenemos amigos y por eso amamos, o intentamos hacerlo…
Podemos repetir lo importante, me dije, pero lo esencial y verdadero debe pasar de uno en uno, por ventanas diferentes, de un corazón a otro diferente… igual que para formar corrientes de aire.
Luego pensé en mí.
Creo que por eso me hice profesor, me dije, para que lo esencial y verdadero que alguna vez escuché pueda transmitirse a otro, y claro, por eso también me hice padre y hasta por eso tenemos amigos y por eso amamos, o intentamos hacerlo…
Así, finalmente, podríamos concluir -si esto se tratara de una clase y alguno debiese tomar apuntes-, que las cosas
esenciales y verdaderas no suelen repetirse, y solo se movilizan y sirven
cuando somos capaces de llevarlas hasta los otros.
Sería cursi, lo admito, pero no estaría tan mal,
como resumen.
1) ¿a qué te refieres con "hay algo que no se cree"?
ResponderEliminar2) ¿antes no lo entendías? :O
¿referido a este texto o a otro sitio?
ResponderEliminar¿?