En primer lugar aclaro que nunca tuve un tren
eléctrico.
Por lo mismo, lo que planteo acá es exclusivamente fruto
de mi observación y puede, por lo tanto, resultar un tanto subjetiva.
De hecho, creo que ni siquiera he estado realmente
cerca de un tren eléctrico, por lo que mi observación se limita a escenas de
películas o series de televisión donde podía verse a alguien jugar con uno de estos artefactos. Nada
más.
Así, en dichas escenas, solía verse a un niño junto
al recorrido circular de una locomotora, que pasaba cerca, además, de otros pequeños
juguetes a escala, que recreaban el contexto.
Ahora bien, el problema que planteo, radica en la
palabra que designa la acción que se realiza frente al tren eléctrico. Es
decir, la acción de jugar.
Y es que observar al tren dar vueltas, afirmo, no
puede ser un juego.
Con todo, no digo lo anterior en base al análisis
del nivel semántico… sino que lo advierto pues percibo en la aceptación del
tren eléctrico (como juego), un error que puede llevarnos, con el tiempo, a
aceptar sin más otro tipo de cosas, más dañinas, y a llamarlas de una forma que
puede provocar confusiones más profundas.
¿A qué me refiero…?
Pues me refiero al trabajo, a la familia, al amor y hasta la
vida entera, si se quiere.
¡Y es que resulta tan fácil confundirnos…!
Así, no falta tampoco aquel que creyéndose rebelde,
plantea ante quien quiera escucharlo que la vida misma es un juego…
Cuántas insensateces… ¿no creen?
¡Cuántas…!
Yo creo que la gracia de jugar con un tren eléctrico puede que esté más en el armado del recorrido,el tren y sus entornos, en ir acumulando piezas, armando la maqueta, ajustando la escala, buscando acentuar la ilusión de realidad. Después, el placer de ver la conclusión de todos los preliminares con el exitoso recorrido del tren le da el broche final a la imaginación, que puede animarse a subirse a ese tren contemplando el paisaje desde las ventanillas, a la inversa, contemplar al tren cuando pasa o, también, imaginarse un poco Dios contemplando su propia obra. Creo que,si se quiere, también vale como metáfora en la vida.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Hola, Vian.
ResponderEliminarAcabo de leer en el blog de Neo que ayer cumpliste tu post número 1000 y me ha apetecido venir a felicitarte. Te deseo que cumplas muuuuchos más.
Al leerte, he recordado a unos amigos mios que tenían 7 hijos. El padre, les construyó una base "movible" para los trenes eléctricos que tenía prendida en el techo del salón. A las horas de jugar la bajaban, y te aseguro que era la delicia de los niños. Y para qué no decirlo, de los mayores también.
Coincido contigo en que la vida es una cosa muy sería. Aunque a veces, se permita jugar con nosotros.
Hay que aprender a no confundirse.
Un saludo.
Lupe
Gracias por el saludo.
ResponderEliminarAclaro que me molesta un poco del tren eléctrico es el círculo... y justamente la ilusión de realidad.
asumo en todo caso que yo miraba dar vueltas la lavadora.
saludos.