“Lo mismo que no nos es posible pensar
objetos espaciales fuera del espacio y
objetos temporales fuera del tiempo, así no
podemos pensar ningún objeto fuera de la
posibilidad de su conexión
con otros”
Wittgenstein.
No soy un experto, pero resulta evidente que a
pesar de la aparente perfección lógica del Tractatus de Wittgenstein, existen
una serie de contradicciones en torno al concepto de mundo utilizado por este filósofo a lo
largo del texto.
Aquí, sin embargo, no pretendo abordar dichas
contradicciones –inconsistencias incluso, por momentos-, sino referirme a una
frase a la que quedé adherido mientras realizaba un breve trabajo sobre algunas ideas de este personaje. A saber: la posibilidad de
conexión con otros.
Y es que más allá de lo que parece sugerirnos esta
frase, encontramos en el Tractatus una serie de referencias que apuntan a la
necesidad de conexión de un objeto con otro, es decir, a la imposibilidad de la
existencia lógica de un objeto que se encuentra desligado de los demás.
Esto ya que la posibilidad para Wittgenstein, está
contenida desde antes en el objeto (la lógica trata de toda posibilidad y toda
posibilidad es un hecho)… Por lo que, como el mundo es la suma de estos hechos (los
hechos en el espacio lógico son el mundo), lo que parece plantearnos Wittgenstein,
en definitiva, es que el mundo existe en el espacio lógico.
Ahora bien, lo que me gustaría hacer hoy –hoy que
llevo horas tratando de escribir un breve trabajo por encargo sobre este
filósofo-, es simplemente sacar esta frase del espacio lógico y llevarla hacia
un espacio que podríamos denominar real/afectivo… Un espacio donde la
posibilidad de conexión no se base necesariamente en los significados de los
conceptos sino en sensaciones que existen en cada uno de nosotros.
Así, me permito escribir nuevamente una de los
fragmentos donde se hace mención a lo ya señalado:
“No podemos pensar ningún objeto fuera de
la posibilidad de conexión con otros”
Y claro, sé que es algo sacado de contexto –y por
ende mal entendido-, pero me gustaría apoyarme en esta frase para mantenerme en
pie lo que queda del día –de noche en realidad, de casi madrugada-, y terminar
de una vez con ese trabajo que no sé por qué se me sigue escapando.
Y es que en definitiva, resulta que tampoco soy un
experto en esto de mantenerme de pie, y cualquier ayuda resulta por ser
bienvenida en estos días…
No puedo decir más.
Que descansen.
¿Dónde queda lo ilógico? Mantente de pie o yo te ayudo. Descansa decúbito supino o prono.
ResponderEliminarGracias. Saludos.
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