miércoles, 2 de mayo de 2012

La vida callada de las cosas.


“Creo que la mayoría de los cuadros
reflejan cosas que pasan;
yo siempre quise mostrar el ser
y la vida callada de las cosas.”
Karl Schmidt-Rottluff


Algo esperan, las cosas.

Algo esperan de nosotros, me refiero.

Y esperan en silencio.

Nosotros, en tanto,
pasamos junto a ellas
sin mirarlas,
sin comprender que están ahí
por alguna razón establecida
desde antes.

Tenemos así,
la oportunidad de tomar en nuestras manos
piedras para quienes nuestra vida
es apenas similar  
a un breve soplo de viento.

¡Qué pequeña y absurda
parece entonces nuestra grandeza
al lado de ellas…!

La cama en la que muere el hombre.

El tenedor y la cuchara
con que conduce el alimento.

Las casas y construcciones
en las que habitamos…

¿No son acaso más importantes
que nosotros mismos…?

¿Más permanentes?

¿Más sabias…?

Hoy por ejemplo,
tras las clases con mis alumnos,
cerré la puerta de la sala
y me fui a un rincón a observar
las cosas que en ella permanecían.

Las sillas,
algunos libros,
la pizarra en la que las palabras
vienen y se van
invariablemente…

Todo estaba ahí
y lo seguiría estando,
incluso cuando saliera
de aquel lugar.

Yo estoy de paso,
me dije entonces,
mientras observaba.

La luz incluso,
que entra por las ventanas,
está de paso.

Las palabras dichas,
las miradas.

Todo está de paso.

Y claro,
algo hay más grande que nosotros,
presente hasta en la más pequeña
y callada
de las cosas.

Quizá por eso,
acaricié con amor a una silla
antes de abandonar
aquel lugar.

Esto es la verdadera eternidad,
me dije.

Esto es la verdadera eternidad.

2 comentarios:

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales