miércoles, 30 de mayo de 2012

Hechos que hablan por sí solos.


“No, no… las aventuras primero,
las explicaciones llevan demasiado tiempo”
L. C.


Los hechos, eso es lo importante. Es decir, podría dar vueltas en las razones, pero lo cierto es que no hay tiempo. Y claro, además hay cansancio y hasta ojos que se cierran y ven borroso, pero al menos los hechos ya están hechos... no sé si me explico.

Y es que mire usted, no soy bueno en el orden, pero algo ocurrió en un momento anterior a dicho orden y ese algo me perturba. Por eso quizá los hechos no son los habituales… ¿me explico?

Es decir, no es que tenga hechos muy habituales o rutinas demasiado rígidas, pero de un momento a otro estos parecen cuestionar toda cadena de mando, y alegar entonces protagonismo y el derecho a levantar la voz.

Porque claro… no es solo una metáfora eso de que los hechos hablan por sí solos. Yo mismo lo comprobé tras quedar largo rato contemplando mis hechos para ver qué hacían.

Y claro, entonces comenzaron a parlotear.

Ahora bien, reproduciría de forma exacta lo que decían, pero lo cierto es que utilizaban expresiones largas y básicas que no harían si no aburrirlo en exceso, y mi intención es siempre aburrirlo, claro, pero de forma moderada, para que usted se dé cuenta lo menos posible y me deje entrar dentro de eso que algunos llaman su “espacio de seguridad”, o hasta su intimidad, cuando no se tiene a mano ninguna otra cosa y el vocabulario es pobre.

Y sí, resultó que los hechos discutían sobre cuál de ellos significaba –en sí mismo-, más que el otro.

-Puedo ser pequeño, pero soy un hecho clave… –decía uno.

-Clave o no tu significado no deriva en otro hecho… -alegaba otro-, es decir, eres estéril, e incapaz de producir un nuevo significado….

-¡Eres como un padre de goma! –gritó un hecho que alegaba aún porque no hubiese nada distintivo que sirviese para establecer cercanías y jerarquías entre los participantes.

Y claro, yo, en tanto, observaba.

Así, ocurrió que poco a poco los ánimos de la disputa comenzaron a exceder todo límite prudente y los hechos, molestos entre ellos, decidieron guardar reposo y alejarse de su significado.

Y caro, como los hechos son lo importante, como decíamos en un inicio, una quietud falsa vino a estacionarse en mí a partir de sus comportamientos, y hasta olvidé entonces cuáles de esos hechos habían sido realizados esta mañana, y se me deshilvanó el texto.

Con todo, estas palabras vienen aquí a demostrar los hechos y no son explicaciones…

Espero me comprendan.

Un abrazo.

Vian.

4 comentarios:

  1. Sr. Vian, ¿no ha pensado en publicar? Más allá de las contrariedades, contradicciones o las limitaciones que ello signifique para con su obra, sus textos, estos -y quién sabe cuántos más- merecen ser leídos, o mejor dicho, muchas personas estarían agradecidas de sentirlo y verlo en papel, una especie de público latente. Se lo planteo con mi mayor respeto...

    Una admiradora.

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    1. Generalmente borro los comentarios muy halagadores, pero este es chistoso y como es anónimo quizá hasta podría haberlo escrito yo.
      Gracias por las intenciones y es muy serio de responder, como para hacerlo.
      Creo que aún me falta creer un poco más en mí mismo y en los demás, para hacerlo.
      Por otro lado, no tengo tiempo para revisar ni planificar escritos, y sería incapaz de recibir dinero por escribir.
      Así, aclaro de todas formas que sueño con llegar a hacerlo, pero no "por hacerlo", sino por haber creído en los demás (y ahí uno ni importa) antes de hacerlo.

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  2. Los hechos hablan por sí solos, y las palabras suelen ser de goma elástica.
    !Salve! besito.

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