“Un hongo no florece ni se mueve,
pero hay algo imponente y monstruoso en él,
parece un pulmón que vive desnudo,
sin cuerpo.”
Knut Hamsun
pero hay algo imponente y monstruoso en él,
parece un pulmón que vive desnudo,
sin cuerpo.”
Knut Hamsun
Es mentira que el mundo es amplio, o diverso, o que está formado por una serie de elementos que poseen entre ellos diferencias esenciales.
El mundo es una sensación.
Una única sensación.
Y nosotros somos parte de esa sensación.
Sé que la impresión es distinta, claro. Y que creemos nosotros mismos, en ocasiones, percibir sensaciones únicas e irrepetibles… pero eso no es cierto.
Y es que usted, querido lector, no es importante de esa forma.
Lamento ser yo el que se lo diga, pero el mundo no fue hecho para usted. Ni el amor, ni la felicidad, ni ninguna de esas impresiones que usted llama sensaciones y a las que cree tener derecho simplemente por haber nacido.
Con todo, no piense usted que se lo digo con sorna, o con desprecio, ni mucho menos con ironía. De hecho, déjeme contarle que se lo digo con afecto, y con la fe en que asuma usted la responsabilidad que es ser parte de una sensación, junto con todos aquellos –y todo aquello-, que a usted aparentemente “lo rodea”.
Y es que a fin de cuentas, ser parte de una sensación –y de una única sensación-, no es algo que deba tomarse a la ligera.
Es decir: “de usted depende” –también-, la naturaleza de esa sensación.
Así, solo le queda demostrar que es indudablemente más que un hongo, y ser parte consciente de una sensación que, sin embargo, no llegará a conocer nunca totalmente.
Confíe en mí y no se cuestione.
No es terrible existir de esa forma.
Y no es intrascendente.
Y es que la existencia de una única sensación ha de ser cosa importante…
¡Hasta un hongo, sin duda, podría darse cuenta…!
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