martes, 20 de marzo de 2012

Los principios de la realidad según Arquitas de Tarento.


Ante todo, advierto que aquí no se hablará de los principios de la realidad según Arquitas de Tarento.

No porque no quiera, claro, -puesto que todo aquello que he encontrado sobre él me atrae de gran forma-, sino porque es poco lo que puede profundizarse sobre sus palabras, respecto a este punto.

Y es que lo que intenta hacer realmente Arquitas, más allá de hablar sobre los principios que rigen la realidad, es plantear una particular visión sobre la naturaleza nominativa de las cosas del mundo, a partir de una relación armónica que permite –y sustenta- su propia existencia.

Para esto, Arquitas parte por denunciar la incompletitud de todo intento por definir las cosas, es decir, da cuenta de la ineficacia que originan los distintos procesos que se siguen para dar cuenta de su existencia.

Así, señala que existen dos caminos comunes que derivan en este error: la definición en potencia (a partir de la materia) y la definición en acto (a partir de las características aplicadas de lo que intenta definirse).

Un ejemplo de la primera definición, sería –siguiendo la visión que da Aristóteles sobre lo propuesto por Arquitas-, el intentar definir una casa diciendo que es un conjunto de ladrillos, piedra y madera.

Por otro, lado, la definición en acto –o según forma, como se ha maltraducido a Aristóteles-, daría cuenta de la casa diciendo que constituye abrigo, destinado al refugio de los hombres y guardado de sus muebles.

Ante esto, sin embargo, surgiría una tercera forma, que estaría dada por la “superación” de estos dos estados. Es decir, existiría una tercera definición, no solo como resultado de la suma de los dos intentos anteriores –como parece proponer Aristóteles-, sino como la proposición de una nueva “forma de existir” de aquello que quiere definirse. Una existencia que parece permanecer dentro, incluso, de la forma expresada.

En otras palabras, y esta es mi lectura de lo que realmente propone Arquitas, existiría una forma de existencia fuera de la realidad y dentro de la proposición nominal entendida como un mundo equilibrado, donde es posible la permanencia –viva-, de una definición nueva.

Así, ante la pregunta: “¿qué es la calma?”, Arquitas señala que es “el reposo de la inmensidad de los aires”; donde identifica al aire como definición a partir de la materia (en potencia) y al reposo como definición en acto, pero destacando que es la nueva definición solo es posible dentro de ese nuevo equilibrio creado por ese mismo enunciado.

De esta misma forma, ante la pregunta: “¿qué es la bonanza”, el filósofo de Tarento señala que es “la tranquilidad del mar”, donde la definición en potencia estaría dada en “el mar” y la definición en acto en “la tranquilidad”.

Ahora bien, ¿qué es lo que vio Arquitas en su idea de definición? ¿Es un primer acercamiento al concepto de rizoma como lo entendía Wingarden? ¿O es, en cierto modo, la idea de definición en Arquitas, la primera noción de creación poética pura?

Esas cosas me pregunto mientras intento crear, con palabras, una paloma de madera, bajo el viento.

Y es que finalmente, los supuestos principios de realidad de Arquitas –simplemente magnitud y número-, esconden tras de sí el germen de una nueva realidad, que solo puede existir en el seno de su propia enunciación, bajo la expresión de dos principios:

La definición como acto de creación.

Y el verbo, nuevamente, como principio.

3 comentarios:

  1. ¿esto era lo de la finitud sin exterior de la prueba del martes?

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  2. Eh... no directamente.
    Para la prueba hay que acercarse más a lo que leímos de Pessoa.
    (Lo que vimos de Arquitas ahí era lo que decía Savater, que era mínimo, por cierto)
    Única vez que respondo por acá a todo esto.
    Además la prueba no es importante.
    Pregunte mejor si esto era lo de la finitud sin exterior que servía para la vida.
    Así, yo te envío a averiguar sobre la "necesidad" que llevó a Arquitas a crear la paloma de madera, y usted -sin darse cuenta-, puede que termine menos preocupado por las notas y más interesado en sonreírle a Arquitas, que es a fin de cuentas, lo único que termina por dar un verdadero sentido, a tanta palabra revuelta.

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  3. Guau..confieso que me supera, pero concuerdo con que lo de Arquitas se parece bastante a lo que sería definición poética pura. Al menos, me suena así.

    Un abrazo...y me disculpo por mi insuficiente conocimiento en este tema.

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