jueves, 8 de marzo de 2012

El extraño caso del doctor Jekyll y míster Vian.


“Si se hallara un medio de hacerse dueño
de todo lo que puede suceder a un cierto
número de hombres, de disponer todo
lo que los rodea, de asegurarse de sus acciones,
de sus conexiones, y de todas las circunstancias
de su vida, de manera que nada pudiera ignorarse,
ni contrariar el efecto deseado (…) no se puede negar
que sería un instrumento muy enérgico y muy útil
que los gobiernos podrían aplicar a diferentes objetos
de la mayor importancia”.
Jeremías Bentham, El Panóptico.


No sé quién es Jekyll,
no sé de qué me hablan…

Es decir,
apenas sé quién soy
y eso solo en ocasiones;
el resto del tiempo
soy un simple espagueti
en un plato de espaguetis,
sobreviviendo a duras penas
y empapado en salsa.

Así,
a veces tengo la impresión
que alguien observa desde fuera
y reconoce diferencias
y conductas…
y hasta a veces me dirige
sin mostrarse nunca
cuando pasa.

Y es que no sé quién es Jekyll,
les digo,
y mucho menos sé a qué se refieren
cuando hablan de mis actos
y el asesinato que supuestamente realicé
o pretendo realizar
porque el mundo me hastía
y no me basta.

Soy como todos,
les digo,
hago clases,
veo fútbol,
y en resumen
me voy alimentando de vacíos
y circunstancias…

Pregunten mejor por Vian,
de ese se olvidan todos
y nadie sabe nunca,
finalmente,
hacia dónde avanza.

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