Tras tocar el timbre tres veces la puerta se abre y aparece un niño.
-Hola, ¿está tu mamá? –le pregunto.
-¿Vende usted aspiradoras? –dice él, sin escucharme.
-¿Aspiradoras…?
-Sí, son unas máquinas para aspirar el polvo.
-Sí sé lo que son, pero no vendo aspiradoras…
-Aspirar significa dos cosas –me interrumpe-. Una tiene relación con desear algo más, generalmente para uno mismo. Yo por ejemplo, puedo aspirar a tener mejores notas…
-Entiendo, aunque si me escuchas…
-El otro aspirar es más sencillo. Es como succionar, o meter aire hacia adentro, u otra cosa que se pueda absorber, desde afuera.
-Eh, sí, pero…
-Lo malo es que no se puede aspirar siempre de esta última forma, porque uno reventaría, como un globo. Lo vi en la televisión.
-Mmm…
-¿Usted para qué cree que existen palabras con más de un significado?
-¿Vas a escuchar lo que te responda? –le pregunto, algo molesto.
-Sí, pero también voy a dar mi opinión después.
-Pues la verdad no sé -le digo tras rechazar hablar en serio-, quizá para que tengamos que aprender menos palabras…
-Yo creo que lo hacen para hacernos daño…
-¿Si…? ¿Y quiénes?
-No sé como se llaman, pero me refiero a los señores del lenguaje… A veces inventan cosas raras, ¿sabe usted qué significa “tiene pájaros en la cabeza”?
-Eh… sí, más o menos…
-Mi abuelo me lo decía siempre y yo pensé que era bueno, pero el otro día se metieron pájaros a la casa y uno se murió golpeándose contra los vidrios… ¿cree que yo tenga un pájaro muerto en mi cabeza?
-¿Un pájaro muerto?
-Sí, como el que se mató chocando adentro de la casa…
-Pues no, no creo…
-También mi abuelo dijo una vez que había un muerto en el armario, pero luego dijo que no era cierto, pero que tampoco era mentiroso, y que eran cosas del lenguaje…
-Sí, a veces pasa, pero escucha, yo vine aquí por otra cosa…
-¿No para vender aspiradoras?
-No…
-Es que vi una película de un hombre que vendía aspiradoras y que visitaba a una mujer que vivía en un lugar sin polvo…
-¿Sin polvo?
-Sí. Vivía como en una casa sin tierra, ni animales, y donde nada se ensuciaba… entonces el hombre le dice que siempre hay polvo, pero ella dice que no y que puede comprobarlo…
-Espera… ¿es verdad lo de la película?
-No creo, las películas casi siempre son mentiras.
-No, me refiero a si es verdad que viste esa película.
-Sí. Anoche y hoy en la mañana, la dieron en un canal del cable…
-¿Te acuerdas cómo se llamaba?
-No. Pero me acuerdo que la vi dos veces. A pesar de que entendí bien la historia, pero había algo raro.
-¿Qué cosa?
-Algo en la historia. Es que se entiende, pero también no se entiende. Es como una vez que quise comer tutti frutti de a poco. Y fui mascando de todas las frutas que había en la casa.
-¿Y?
-Y comí todas las frutas, pero eso no era tutti frutti.
-Mmm… ¿y qué pasó con la película?
-Pasó que el hombre comienza a explicar que siempre hay polvo y la mujer decía que no. Y la mujer era muy alegre, pero de tanto discutir se puso a llorar, pero no entendí muy bien por qué. Yo creo que porque tenía su casa sucia.
-¿Y compró la aspiradora?
-No. Porque era cambiar la suciedad de un lugar a otro y eso no es limpiar, decía la mujer, llorando. Y porque todo si sigue aspirando revienta en algún momento, porque se llena de suciedad en un sitio que se va llenando.
-¿Te acuerdas algo más que dijeran en la película?
-Sí. Dijeron que todos los sitios son importantes y buscaron un destornillador para abrir la aspiradora.
-¿Y para qué querían abrirla?
-Para inventar una nueva parece.
-¿Una que hiciera desaparecer lo sucio?
-No, no se podía hacer desaparecer, decían. Así que querían una para transformar la suciedad en otra cosa, pero decían que era muy difícil…
-¿Y podían al final?
-No sé. Por eso la vi dos veces, pero justo en esa parte, se me mojaban los ojos y tenía que apagar la tele.
-¿Quieres decir que te ponías a llorar?
-No. Yo no lloro. Pero cuando pasa eso me enseñaron una técnica para que se vaya luego… ¿quiere que se la enseñe?
-Mmm… no, creo que no…
-¿Y qué quiere entonces?
-¿Cómo…? ¿Respecto a llorar?
-No. Respecto a llamar tres veces al timbre… ¿para qué vino?
-Ah… casi lo había olvidado… es que sabes, sin querer desde esa casa golpee una pelota de béisbol y rompí un macetero de tu casa… ¿está tu mamá?
-¿Para qué la quiere?
-Para contarle lo del macetero. Es que lo rompí.
-¿Qué es un macetero?
-Eh… es como una especie de fuente o vasija donde se ponen plantas.
-No, sí sabía eso, pero ¿no significa nada más?
-Eh… no, no que yo sepa…
-Pero entonces no es importante. Mi mamá siempre me dice que si es una cosa rota y no le duele a nadie, entonces no importa.
-Pero es que tenía una planta adentro.
-¿Como los pájaros en la cabeza?
-No… yo hablo del macetero… ahí había una planta y al caerse habría que trasplantarla, o algo…
-¿Porque la planta es un ser vivo?
-Bueno, sí, principalmente por eso.
-Entonces le voy a decir a mi mamá, pero no puedo ahora, porque no está…
-¿No está?
-No, estoy solo…
-Mmm… pues creo que será mejor volver más tarde –digo finalmente-. Fue un gusto…
-Ya, pero espere… ¿puedo preguntarle una última cosa?
-Sí.
-¿Por qué es más importante una planta que un macetero?
Y entonces yo lo miro a los ojos, e intento responderle, de la forma más clara que me es posible.
-Hola, ¿está tu mamá? –le pregunto.
-¿Vende usted aspiradoras? –dice él, sin escucharme.
-¿Aspiradoras…?
-Sí, son unas máquinas para aspirar el polvo.
-Sí sé lo que son, pero no vendo aspiradoras…
-Aspirar significa dos cosas –me interrumpe-. Una tiene relación con desear algo más, generalmente para uno mismo. Yo por ejemplo, puedo aspirar a tener mejores notas…
-Entiendo, aunque si me escuchas…
-El otro aspirar es más sencillo. Es como succionar, o meter aire hacia adentro, u otra cosa que se pueda absorber, desde afuera.
-Eh, sí, pero…
-Lo malo es que no se puede aspirar siempre de esta última forma, porque uno reventaría, como un globo. Lo vi en la televisión.
-Mmm…
-¿Usted para qué cree que existen palabras con más de un significado?
-¿Vas a escuchar lo que te responda? –le pregunto, algo molesto.
-Sí, pero también voy a dar mi opinión después.
-Pues la verdad no sé -le digo tras rechazar hablar en serio-, quizá para que tengamos que aprender menos palabras…
-Yo creo que lo hacen para hacernos daño…
-¿Si…? ¿Y quiénes?
-No sé como se llaman, pero me refiero a los señores del lenguaje… A veces inventan cosas raras, ¿sabe usted qué significa “tiene pájaros en la cabeza”?
-Eh… sí, más o menos…
-Mi abuelo me lo decía siempre y yo pensé que era bueno, pero el otro día se metieron pájaros a la casa y uno se murió golpeándose contra los vidrios… ¿cree que yo tenga un pájaro muerto en mi cabeza?
-¿Un pájaro muerto?
-Sí, como el que se mató chocando adentro de la casa…
-Pues no, no creo…
-También mi abuelo dijo una vez que había un muerto en el armario, pero luego dijo que no era cierto, pero que tampoco era mentiroso, y que eran cosas del lenguaje…
-Sí, a veces pasa, pero escucha, yo vine aquí por otra cosa…
-¿No para vender aspiradoras?
-No…
-Es que vi una película de un hombre que vendía aspiradoras y que visitaba a una mujer que vivía en un lugar sin polvo…
-¿Sin polvo?
-Sí. Vivía como en una casa sin tierra, ni animales, y donde nada se ensuciaba… entonces el hombre le dice que siempre hay polvo, pero ella dice que no y que puede comprobarlo…
-Espera… ¿es verdad lo de la película?
-No creo, las películas casi siempre son mentiras.
-No, me refiero a si es verdad que viste esa película.
-Sí. Anoche y hoy en la mañana, la dieron en un canal del cable…
-¿Te acuerdas cómo se llamaba?
-No. Pero me acuerdo que la vi dos veces. A pesar de que entendí bien la historia, pero había algo raro.
-¿Qué cosa?
-Algo en la historia. Es que se entiende, pero también no se entiende. Es como una vez que quise comer tutti frutti de a poco. Y fui mascando de todas las frutas que había en la casa.
-¿Y?
-Y comí todas las frutas, pero eso no era tutti frutti.
-Mmm… ¿y qué pasó con la película?
-Pasó que el hombre comienza a explicar que siempre hay polvo y la mujer decía que no. Y la mujer era muy alegre, pero de tanto discutir se puso a llorar, pero no entendí muy bien por qué. Yo creo que porque tenía su casa sucia.
-¿Y compró la aspiradora?
-No. Porque era cambiar la suciedad de un lugar a otro y eso no es limpiar, decía la mujer, llorando. Y porque todo si sigue aspirando revienta en algún momento, porque se llena de suciedad en un sitio que se va llenando.
-¿Te acuerdas algo más que dijeran en la película?
-Sí. Dijeron que todos los sitios son importantes y buscaron un destornillador para abrir la aspiradora.
-¿Y para qué querían abrirla?
-Para inventar una nueva parece.
-¿Una que hiciera desaparecer lo sucio?
-No, no se podía hacer desaparecer, decían. Así que querían una para transformar la suciedad en otra cosa, pero decían que era muy difícil…
-¿Y podían al final?
-No sé. Por eso la vi dos veces, pero justo en esa parte, se me mojaban los ojos y tenía que apagar la tele.
-¿Quieres decir que te ponías a llorar?
-No. Yo no lloro. Pero cuando pasa eso me enseñaron una técnica para que se vaya luego… ¿quiere que se la enseñe?
-Mmm… no, creo que no…
-¿Y qué quiere entonces?
-¿Cómo…? ¿Respecto a llorar?
-No. Respecto a llamar tres veces al timbre… ¿para qué vino?
-Ah… casi lo había olvidado… es que sabes, sin querer desde esa casa golpee una pelota de béisbol y rompí un macetero de tu casa… ¿está tu mamá?
-¿Para qué la quiere?
-Para contarle lo del macetero. Es que lo rompí.
-¿Qué es un macetero?
-Eh… es como una especie de fuente o vasija donde se ponen plantas.
-No, sí sabía eso, pero ¿no significa nada más?
-Eh… no, no que yo sepa…
-Pero entonces no es importante. Mi mamá siempre me dice que si es una cosa rota y no le duele a nadie, entonces no importa.
-Pero es que tenía una planta adentro.
-¿Como los pájaros en la cabeza?
-No… yo hablo del macetero… ahí había una planta y al caerse habría que trasplantarla, o algo…
-¿Porque la planta es un ser vivo?
-Bueno, sí, principalmente por eso.
-Entonces le voy a decir a mi mamá, pero no puedo ahora, porque no está…
-¿No está?
-No, estoy solo…
-Mmm… pues creo que será mejor volver más tarde –digo finalmente-. Fue un gusto…
-Ya, pero espere… ¿puedo preguntarle una última cosa?
-Sí.
-¿Por qué es más importante una planta que un macetero?
Y entonces yo lo miro a los ojos, e intento responderle, de la forma más clara que me es posible.
Es de un libro? o lo escribes tu?
ResponderEliminarMe pareció interesante pero me quedé con muchas dudas, sobre todo las edades de los que dialogaban. Porque si fueran personas adultas sería entretenido conversar con alguien que se lo cuestiona todo, aunque un poco desesperante.
Me gustó!
Que manera de ir mentalmente de un lado a otro!
Saludos
Una entrada llena de simbolismo, muy bonita :)
ResponderEliminargracias. escribo yo. es un niño medio extraño con un adulto medio extraño.
ResponderEliminargracias por visita.
eso.
¿Por qué es más importante una planta que una maceta...?
ResponderEliminarQué bella pregunta. A veces olvidamos la respuesta y eso además la convierte en necesaria.
Algunos de tus textos me dejan pájaros en el estómago, Vian.
Un abrazo desde España.
K.