“¿Alguna vez has intentado caminar
metido dentro de un ataúd…?
Pues yo, me hice un lío con los pies y, al caer,
aplasté a un perrito…”
Boris Vian.
.metido dentro de un ataúd…?
Pues yo, me hice un lío con los pies y, al caer,
aplasté a un perrito…”
Boris Vian.
Creo que es un error
de los grandes
narrar de forma triste
las historias tristes.
Y no crean que lo digo
pensando únicamente
en el interior de los otros,
que es la tendencia
que a veces suelen criticarme.
Hoy hablo más bien desde mi interior,
ese mismo que ventilo aquí
de vez en cuando,
jugando a que no duele
y a que todo está sanando,
para no incomodar a nadie
con preocupaciones innecesarias.
Y es que como les decía en un inicio:
narrar de forma triste
las historias tristes
es un error tan absurdo
como seguir enterrando un puñal
en el cuerpo de un muerto
al cual amamos.
Para evitar esto,
sin embargo,
puede uno poner
entre las propias sensaciones,
trampas que sirvan para atrapar
esos dolores,
y transformarlos luego,
superficialmente al menos,
en algo lo más lejano posible
de la verdadera tristeza.
Acostumbramos de esta forma,
preguntarnos si el lobo atrapado
en una trampa para conejos,
pasa a convertirse entonces
simplemente en un conejo…
Y claro… de la misma forma
podríamos preguntarnos qué sucede
si atrapamos a un hombre
al interior de una forma de vida
equivocada:
¿Dejaría también ese hombre
de ser un hombre verdadero…?
No sé si me explico,
sin embargo,
pues bastante torpe soy
cuando intento hablar de sensaciones…
Y bueno… también para sentirlas
ya que estamos en eso.
Y es que eso pienso
cuando intento contar una historia,
y estimo que acercarme a la tristeza
con tristeza
es casi como servirle a usted
un plato de puré
con patatas fritas.
¿Quiere usted?
le diría,
de todas formas...
De esta manera,
quizá usted piense
que estoy bien…
y le sonría a mi sonrisa
y hasta me abrace con afecto…
Y es que eso debiese bastar,
supongo,
para los otros…
No sé si con eso se entiende…
¡Nunca más una historia triste
para las historias tristes…!
Ese es mi nuevo compromiso.
de los grandes
narrar de forma triste
las historias tristes.
Y no crean que lo digo
pensando únicamente
en el interior de los otros,
que es la tendencia
que a veces suelen criticarme.
Hoy hablo más bien desde mi interior,
ese mismo que ventilo aquí
de vez en cuando,
jugando a que no duele
y a que todo está sanando,
para no incomodar a nadie
con preocupaciones innecesarias.
Y es que como les decía en un inicio:
narrar de forma triste
las historias tristes
es un error tan absurdo
como seguir enterrando un puñal
en el cuerpo de un muerto
al cual amamos.
Para evitar esto,
sin embargo,
puede uno poner
entre las propias sensaciones,
trampas que sirvan para atrapar
esos dolores,
y transformarlos luego,
superficialmente al menos,
en algo lo más lejano posible
de la verdadera tristeza.
Acostumbramos de esta forma,
preguntarnos si el lobo atrapado
en una trampa para conejos,
pasa a convertirse entonces
simplemente en un conejo…
Y claro… de la misma forma
podríamos preguntarnos qué sucede
si atrapamos a un hombre
al interior de una forma de vida
equivocada:
¿Dejaría también ese hombre
de ser un hombre verdadero…?
No sé si me explico,
sin embargo,
pues bastante torpe soy
cuando intento hablar de sensaciones…
Y bueno… también para sentirlas
ya que estamos en eso.
Y es que eso pienso
cuando intento contar una historia,
y estimo que acercarme a la tristeza
con tristeza
es casi como servirle a usted
un plato de puré
con patatas fritas.
¿Quiere usted?
le diría,
de todas formas...
De esta manera,
quizá usted piense
que estoy bien…
y le sonría a mi sonrisa
y hasta me abrace con afecto…
Y es que eso debiese bastar,
supongo,
para los otros…
No sé si con eso se entiende…
¡Nunca más una historia triste
para las historias tristes…!
Ese es mi nuevo compromiso.
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ResponderEliminarHola.. hace tiempo publicaste un comentario ne mi muro: era dos asteriscos.. y para ser sincera no supe qué siginifica..
ResponderEliminarY leí tu entrada, me encantó.. sin embargo difiero contigo un poquito: ¿qué sería de Neruda sin su tristeza desgarradora, sin esa capacidad de hundirse más en la miseria?. Creo que lo malo de contar tristes las hitorias tristes es que nos ahogamos mucho más e un vaso que no está ni lleno de agua, pero quizás.. es la única forma que tenemos de pisar el fondo, de poner los pies sobre la tierra.
Seguiré pasando por aquí! :)
¿Qué sería de Neruda sin su tristeza desgarradora...?
ResponderEliminarSinceramente... creo que sería honesto- La miseria de pagar miles de dólares por caracoles y decirse comunista, derrochar dinero en disfraces... jugar a qué sabía lo que era el amor y no amarse más que a sí mismo... plagiar los mejores poemas de canto general... Ese es el tipo de tristezas que confunden y que están de más. La única tristeza es la que no se puede comunicar... la que se intuye y no se adorna y no llama a los otros para que nos digan "qué bella su miseria, que desgarro...".
Y sí, me molesta Neruda.
Por otro lado, a veces marco pequeños textos, en algunos blogs. Textos sencillos y que me parecen honestos y más válidos que los del sujeto ese...
¿Que por qué tanta agresividad?
No es agresividad, son certezas. Son molestias ante fuegos artificales que esconden las verdaderas miserias. Esas que no solo se deben leer o escribir...
Pero claro, yo solo escribo, y al parecer textos livianitos y no muy bien escritos...
Aunque cuidado ¡nunca se sabe!
Vian, como ser desagradable y espantar lectores, pág. 121