martes, 25 de octubre de 2011

La posibilidad de un milagro.

.

Un amigo trae fotos de una gruta extraña. Un lugar que pretendió constituirse como un centro de peregrinación y al que asistieron miles de personas, hasta hace poco tiempo, en busca de un milagro.

Sin embargo, a diferencia de otros lugares, no existe ni una sola señal de agradecimiento por favores concedidos, ni nada similar. Solo la gruta en cuyo interior está la figura de un santo, dado vuelta.

-¿Cómo dado vuelta? –le pregunto a mi amigo.

-Dado vuelta po, hueón -me contesta-, al revés.

-¿Pero así como boca abajo?

-No… dando la espalda no más

Tras decirlo me muestra una foto donde algo alcanza a apreciarse la figura, que representa a un hombre vestido de negro, y con el pelo un tanto largo. De espaldas.

-¿Y qué santo es ese? –le pregunto.

-Mmm--- no sé, nadie conocido, que yo sepa.

-¿Pero y qué sentido puede tener entonces?

-¿Qué cosa?

-Una peregrinación a un lugar donde hay un santo que nadie conoce, y más encima vuelto de espaldas.

-No sé po hueón… a mí me mandaron de un departamento de estadísticas no más...

-¿Cómo?

-Que me encargaron hacer un seguimiento de las visitas realizadas y ver cuántas de las peticiones suelen resultar efectivas.

-¿Y quién se supone que ordena hacer esos seguimientos? ¿Hay algún ministerio de la fe, o algo así?

-No sé, hueón... a mí no me informan, a nosotros solo nos encargan el trabajo y eso es todo… ¿Querís que te cuente los resultados o no?

-¿Qué resultados?

-Los del estudio po, hueón… eso del porcentaje…

Y yo digo que sí.

Y él me cuenta:

-A lo mejor no me vas a creer –parte diciendo-, pero el porcentaje de peticiones que se conceden a los peregrinos de esa gruta, es exactamente 0.

-¿Cómo 0?

-0 po, hueón… “Cero”… ni un solo caso de milagro concedido…

-Pero y si alguien le pide algo obvio…

-¿Cómo qué?

-No sé… como que no caiga un avión y te aplaste…

-¿Tú crees que alguien pidió eso?

-No, pero podrían haberlo dicho.

-Pues sí, podrían haberlo dicho, pero al final la gente pidió la mayoría por enfermedades, o cosas tradicionales…

-¿Y?

-Y nada… o sea nadie se benefició… Hicimos un seguimiento con 350 casos y en ninguno de ellos se revirtió alguna situación…

-¿Pero estás hablando casos extremos… enfermedades terminales, cosas así?

-Para nada. Si hasta resfríos hubo que terminaron volviéndose crónicos en vez de mejorar tras un tiempo prudente…

Luego mi amigo sigue contándome sobre la recopilación de información y el cierre de la gruta, que había sido determinado apenas se entregaron los resultados.

-¿Y quién la cerró? –pregunto-. ¿La municipalidad, una institución sanitaria o algo así…?

-Los militares, hueón. Igualito que el área gringa que resguardaron por los ovnis o si se tratase del perímetro de Chernobyl…

-Pero no puede ser por la gruta… si ni milagros produce…

-¿Estás seguro…? –dice finalmente mi amigo, antes de irse y dejarme a solas con el dilema…

Yclaro, yo quedo pensando entonces en aquel lugar, en los militares y en los estudios que se pidieron sobre las peticiones… y de pronto caigo en cuenta…

La imposibilidad absoluta de un milagro constituye sin duda el verdadero milagro… me digo, como si hubiese dado con la clave.

Y claro… justo entonces, la tierra comienza a moverse, como si se avecinara algo.

1 comentario:

  1. Por el camino del absurdo se pueden mostrar grandes verdades...tu estilo literario tiene mucho de eso.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales