"Yo no quiero que a mi niña
golondrina me la vuelvan..."
Miedo, Gabriela Mistral
.
Yo no quiero que a mi hijo
lo vayan a hacer empresario
ni político
ni accionista
ni gerente comercial.
No lo quiero en un penthouse
donde el lujo lo aleja
de quienes alimentan su vida
y amasan su pan.
Yo no quiero que a mi hijo
lo hagan líder de otras gentes
ni que le enseñen voz de mando
ni estrategias
para poder gobernar.
Verlo con chofer…
¡se imaginan…!
“No es mi hijo”,
yo diría
y lo haría examinar.
Yo no quiero que mi hijo
vaya a ser un abstemio
ni que se vuelva un hombre serio
que se olvida de sí mismo
por tener que trabajar.
Yo lo quiero ver borracho,
que sienta hambre y que llore,
que se enamore de las putas
y que no se guarde nada
para amar.
Yo no quiero que mi hijo
sea el empleado del mes,
ni que asista siempre a misa
bien vestido y de camisa
sin dudar alguna vez.
Quiero verlo preguntarse
quién asigna lo que hace,
que escriba vaca con be larga
si es que eso le ayuda
a nombrar su realidad.
Y es que no quiero que mi hijo
llegue a ser feliz
de la manera equivocada,
o que vuelva la mirada -por reír-,
a la verdad.
Yo quiero que él entienda
que si no le dejo herencia
es justamente por amarlo
y dejarlo en libertad.
¡Nunca un colegio de elite!
¡Nunca enseñarle la fuerza!
¡Que no amar le dé vergüenza!
¡Pero que disfrute respirar!
lo vayan a hacer empresario
ni político
ni accionista
ni gerente comercial.
No lo quiero en un penthouse
donde el lujo lo aleja
de quienes alimentan su vida
y amasan su pan.
Yo no quiero que a mi hijo
lo hagan líder de otras gentes
ni que le enseñen voz de mando
ni estrategias
para poder gobernar.
Verlo con chofer…
¡se imaginan…!
“No es mi hijo”,
yo diría
y lo haría examinar.
Yo no quiero que mi hijo
vaya a ser un abstemio
ni que se vuelva un hombre serio
que se olvida de sí mismo
por tener que trabajar.
Yo lo quiero ver borracho,
que sienta hambre y que llore,
que se enamore de las putas
y que no se guarde nada
para amar.
Yo no quiero que mi hijo
sea el empleado del mes,
ni que asista siempre a misa
bien vestido y de camisa
sin dudar alguna vez.
Quiero verlo preguntarse
quién asigna lo que hace,
que escriba vaca con be larga
si es que eso le ayuda
a nombrar su realidad.
Y es que no quiero que mi hijo
llegue a ser feliz
de la manera equivocada,
o que vuelva la mirada -por reír-,
a la verdad.
Yo quiero que él entienda
que si no le dejo herencia
es justamente por amarlo
y dejarlo en libertad.
¡Nunca un colegio de elite!
¡Nunca enseñarle la fuerza!
¡Que no amar le dé vergüenza!
¡Pero que disfrute respirar!
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