martes, 16 de agosto de 2011

Cómo se construye el puente perfecto.

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I. Algo detrás de mis palabras.

En las cajas de cereales debiesen venir secretos de importancia. Nada de juguetes, ni imágenes en 3D, ni figuritas de colección.

Puede sonar como algo abstracto e irreal, pero yo hablo aquí de secretos tangibles y concretos, informaciones que están al alcance de todos, aunque a veces preferimos dejarlas de lado por razones que -al menos por el momento-, no pretendo cuestionar.

“Nadie ha visto nunca un átomo”

“Para explicar el universo nos inventamos la materia oscura”

“Existen casos de suicidio en niños menores de 10 años”

“Vas a morir, algún día”

Cosas de ese tipo, me refiero… aunque también podríamos abarcar una serie de informes y estadísticas que arrojen cifras sobre el índice de felicidad en el mundo, o el tiempo que dedica una persona a actividades que no disfruta y que siente le son impuestas... entre tantas otras cosas.

Puede parecer un proyecto simple y burdo, pero yo prefiero decir que esos conceptos definen mi estilo… Así que no se sorprendan si un día se encuentran con alguno de estos suvenires en alguna de las cajas… hoy mismo, por ejemplo, metí la primera frase:

“Al menos una parte de tu vida, es innecesaria…”, decía.

Pero no me quedé a ver, quién se llevaba aquel producto.


II. Una anécdota.

Desconozco si es verdad, pero una vez me contaron que Rilke, tras un gran espectáculo y un discurso que lanzó desesperadamente a los asistentes de una fiesta, se despidió de todos -y hasta de la vida-, lanzándose luego desde un balcón.

Para su sorpresa, sin embargo, el balcón que creyó a gran altura estaba solo a un metro y medio de una terraza, por lo que no le sucedió nada especial al caer, salvo una torcedura de tobillo.

Tiempo después, un Rilke ansioso de vivir, hablaba de la belleza de la vida mientras acariciaba las rosas de un jardín, cuando se enterró accidentalmente una de sus espinas.

Eso, según la visión del autor –respaldada por los médicos de la época-, fue lo que habría apresurado su muerte, tras complicársele un severo caso de infección en la sangre.


III. El origen del puente perfecto.

Hay una leyenda de un emperador chino que quería construir el puente perfecto.

Es decir, soñaba constantemente con uno así que encargó a los sabios más respetados que le presentaran sus diseños.

De esta forma, recibió cientos de dibujos, según cuenta la historia… Sin embargo, el emperador no consideraba que ninguno de esos diseños fuese siquiera parecido al puente que creía haber visualizado, mientras dormía.

Fueron pasando así los años hasta que un día, llegó de una tierra lejana un anciano con el dibujo del puente perfecto y se lo dio al emperador, alejándose prontamente de lugar, y sin querer recibir recompensa alguna, por su obsequio.

El emperador entonces buscó a los mejores constructores y albañiles, y les presentó el dibujo, quedando todos maravillados.

A pesar de esto, y tras numerosos otros sucesos que aquí no relato, el puente nunca comenzó a construirse, pues el emperador no consiguió encontrar dos extremos merecedores de ese puente.

Por último, antes de morir, según cuenta la leyenda, el emperador quemó el diseño y mandó matar a todos los hombres que lo habían visto.

Y así fue hecho.


IV. La posibilidad de un puente.

Debe existir un puente perfecto.

No sé dónde, pero debe existir.

No tengo idea de su forma ni apariencia, y la verdad es que estas cosas me tienen sin cuidado, pues el puente perfecto no es perfecto a partir de su diseño, sino de los lugares que permite conectar.

En este sentido, creo que el puente perfecto es aquel que nos permite llegar al lugar que necesitamos ir, y cuyo acceso resulta imposible, por cualquier otro medio.

A veces, por ejemplo, ese puente puede ser un libro, o un gesto, o hasta un pequeño brote que ves nacer en el lugar menos esperado.

¿Cómo se construye el puente perfecto, entonces?

R1: Descúbranlo siguiendo las pistas, al interior de las cajas de cereal.

R2: Cuídense de las rosas, que contaminan la sangre.

3 comentarios:

  1. jajajaja excelente!...bello y poético, desde el comienzo hasta el final, donde se bordan los cuatro textos aunados en una misma intencionalidad!
    Me encantó!

    Un abrazo.

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