viernes, 6 de agosto de 2010

El apicultor, de Theo Angelopoulos (1986)


Muy lejos de la calidad alcanzada en otras de sus películas se encuentra Theo Angelopoulos en El apicultor. Y es que a pesar de contar con Mastroianni como actor principal y una música bastante cuidada de Eleni Karaindrou, este film no alcanza la "profundidad" de otras de sus obras (pienso por ejemplo en La mirada de Ulises, o en La eternidad y un día) por lo que su ritmo cadencioso y sus escasas acciones, no siempre están acompañadas de una significación relevante ni saben mantener la tensión que sí acompaña al argumento de sus otras realizaciones.

Dentro de sus producciones, esta película se incluye dentro de la llamada "trilogía del silencio", donde también se encuentran Viaje a Citera -la que aún no he visto- y Paisaje en la niebla, una película que, según mi apreciación resulta un tanto más lograda que la que aquí me interesa.

En El apicultor, Angelopoulos toma, -como acostumbra hacerlo en prácticamente toda su obra- el tema del viaje como eje central. La película se inicia con el casamiento de la hija del protagonista, a partir del cual la disolución de la familia parece algo inminente. Es entonces cuando Spyros (Mastroianni) comienza su viaje: desligado de todo, -salvo de las colmenas que carga en su camión- el personaje se ambarca en un viaje solitario donde no tiene una dirección establecida.

Durante este viaje, Spyros se encuentra con una joven con quien desarrollará un extraño vínculo, también visitará a su hija y hasta intentará una especie de reconciliación con su esposa, aunque sin esbozar una gran voluntad en ninguna de estas acciones.

Y es que el personaje de Spyros, tal como lo señala él mismo en un momento, no parece querer nada realmente: ya crió sus hijos, ya vivió su matrimonio... y hasta su actitud se parece a la del zángano que se describe en el inicio de este film... Quizá por esto, la película parece moverse al borde de un precipicio que está casi al nivel del suelo, y el viaje, no parece en verdad tener un sentido concreto y hasta da la impresión de ser hecho a destiempo.

Por otro lado la naturaleza de las acciones y los escasos diálogos, me recordaron por momentos a la novela El apicultor, de Maxine Fermine, obra que, a pesar de compartir el título, no parece estar relacionada directamente con el argumento de esta película. En dicha novela, el apicultor aborda su trabajo como si con ello ejecutara un sueño, por lo que la obra se termina transformando en una novela que pretende ser de aprendizaje o iniciación, cercana por tanto al Alquimista, de Coelho, y a otras obras que siempre están el borde de ser directamente un bodrio, o plantear realmente algo trascendente -cosa que no logra Fermine ni mucho menos Coelho, por cierto-.

Y es que la película parece avanzar no muy sutilmente por una serie de exageraciones que caricaturizan por momento a los personajes desarrollados, a la vez que dificultan el que podamos tomar realmente en serio sus emociones o búsquedas y, por tanto, podamos sacar algo de provecho de este film.

Es así como el constante abatimiento del personaje de Spyros, o la angustia que por momentos parece brotar de algunas de sus acciones, no me termina de emocionar ni de convencer del todo. Tampoco me emociona el griego doblado de Mastroianni, -aunque su actuación no deja de ser notable si pensamos en lo que él guión le exigía-, ni las lentas secuencias que por momentos se alejan incluso de la excelente fotografía a la que comúnmente nos tiene acostumbrado este director.

En definitiva, una película que quizá logre ser maravillosa para quien sepa creer y dejarse llevar por las imágenes y escasos diálogos de este film, pero que en lo personal, me recuerda demasiado a esos libros de supuesto aprendizaje que maldibujan al hombre mientras juegan a parecer espirituales, y a ofrecer una salida sencilla para aquellos a quienes la sangre se les ha entibiado en el cuerpo y hasta a veces se les estanca.

Como si alguien buscara emborracharse con cerveza sin alcohol, tras descubrir que tiene un tumor benigno.

4 comentarios:

  1. y por qué no haces tú tus películas, a ver que dice la crítica?

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    1. porque trabajo 54 horas semanales, como profesor, y no me queda tiempo.

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  2. esta critica empieza bien, pero como el mismo autor señala, le hacen falta horas libres para poder redondear su idea que ni el mismo director no pudo.

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  3. Comentarios de Theo sobre "El Apicultor" su trabajo y su vida. Premonitorio.
    https://youtu.be/ywXwqNuNPTM

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