A mí me enviaron como un Cristo..."
Llego a esta película principalmente porque me hablaron de la novela en que se basa. Su autor, Jim Thompson, -desconocido para mí, debo reconocerlo-, es nombrado por importantes novelistas, y, sobre todo, por un tipo extraño que pedía dinero para una caja de vino y que me habló más de una hora sobre él, por lo que las referencias que aquí entrego son de su completa responsabilidad.
Al parecer, Thompson habría sido catalogado como un escritor perteneciente a la "corriente psicológica de la novela negra", aunque al parecer, el estilo de sus novelas (cerca de 40, sin contar guiones para cine y libros de relatos) fue bastante distinto durante algunos periodos de su vida.
Una de las cosas que me interesó fue que este autor fue el encargado de los guiones de varias películas entre las que se cuentan un par de Kubrick, La Huida, de Peckinpah, o Los tramposos, de Frears,con lo que ya se había asegurado mi atención de haber escuchado antes hablar de él o haberme topado con alguna de sus novelas.
Así y todo, -si confío en las referencias recibidas-, la película de Tavernier se aleja bastante del libro, aunque -y aquí repito la referencia exacta- "el director y el escritor parecen coincidir en la rabia hacia los otros y en el desprecio de la vida social que se observa en sus creaciones".
Recuerdo que tras esas conversación llegué a casa dándole vueltas al asunto y la verdad es que sí... Tavernier refleja de cierta forma en sus películas un extraño tipo de desprecio por el otro y la vida social, e incluso, podría decirse, un desprecio en varios aspectos de la naturaleza humana (pienso por ejemplo en La muerte en directo o en L`appat, principalmente).
¿Y que pasa con Coup de Torchon?
Pasa que acabo de verla y creo que es, sin duda, la mejor película de Tavernier. Al principio pensé que prevalecería el tono de comedia que tiene a ratos, pero el humor que se emplea es un humor oscuro, retorcido casi, y que sabe llevarnos a una visión compleja del mundo que presenta.
Es mucho más que una película curiosa o la puesta en escena de un personaje amoral y complaciente, -como leo en algunas escasas reseñas que pillo en la red-, el asunto es mucho más complejo y parece estar contenido por completo en el personaje central de esta película, de quien les contaré a continuación.
El personaje en cuestión es jefe de policía de un pueblito de 1280 personas -1280 almas es el título original de la novela-, un extraño personaje que no ha llevado nunca a nadie a la cárcel y que parece ser el hazmerreír de todos los poderosos de aquel pueblo.
Dicho pueblo, ubicado en África, pero bajo el dominio francés, más allá de que nuestro jefe de policía no encarcele a nadie, es fuente de numerosos abusos y situaciones que descolocan y turban continuamente al espectador: hombres blancos disparándoles por diversión a cadáveres de africanos, golpizas a mujeres y a negros, sobornos y abusos de autoridad por doquier... sólo por nombrar algunas.
Es entonces como todo aquello, -junto a otras situaciones que sufre en carne propia el jefe de policía-, llevan a este personaje a ejercer una justicia distinta... una forma de resolver los conflictos donde nada parece tener valor alguno.
Esta forma, sin embargo, es la que contiene la profunda complejidad del film. No se trata de simple maldad, o interés personal, ni mucho menos de venganza. La forma en que comienza a ejercer la justicia este jefe de policía tiene que ver más bien con el entendimiento de algo escencial y terrible al interior de la naturaleza humana y que él, de cuando en cuando, irá dejando establecido en algunos de sus diálogos.
Y es que en esta película, tal como se señala en algunos momentos, no puede confiarse en una justicia terrenal tradicional, y a la vez, tampoco puede esperarse un juicio final. Esto, porque las nociones del mal y el bien en el mundo que nos muestra esta película, se encuentran oxidadas, son cosas que dejaron de usar hace mucho y que han pasado a ser inoperantes. Absurdas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario