miércoles, 1 de enero de 2025

Al fondo de la casa.


Al fondo de la casa.

Alguien que olvidaste.

Apenas respira.



Sabe tu nombre.

Intuye quién eres.

Tiene miedo a equivocarse.



No sabe, sin embargo, si es raíz o rama.

No sabe tampoco cuando hablarte.

Y se avergüenza un poco al no saber.



Apenas llega el sol a esa parte de la casa.

Unos minutos al día y eso basta.

Se ha acostumbrado a estar a oscuras.



Tiembla a veces y lo oculta.

Ya ni sabe si es de frío o algo más.

De vez en cuando recuerda su infancia.



Al fondo de la casa, la recuerda.

Y a veces se confunde.

Una vez lo oíste decir el nombre de su madre.



Yo sé donde estoy, dijo una vez.

Y tú también sabías, sin decirlo.

En la parte del barco que ya ha sido anegada por el agua.



Su respiración más honda es cada vez más breve.

Todo en él es ahora superficie.

No puede ocultarse abajo de sí mismo.



Mientras olvidas, lo observas a lo lejos.

Ahí, al fondo de la casa.

Y temes ir hacia él para no encontrarte ante ti mismo.



Alguien. Algo. Un corazón que apenas late.

Ojos que aún te observan siendo niño.

Cuando diga tu nombre, será para marcharse.

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