martes, 7 de enero de 2025

Apuntes para una canción de infancia (traducción)


I.

Esa vez me preguntaste qué pasaba si plantabas las semillas y no crecían.

No entendí en principio tu pregunta, pero luego comprendí que querías saber si las semillas se podían recuperar.

Si seguían buenas, dijiste, para plantarlas tal vez en otro sitio.

Yo, claro está, no sabía la respuesta, pero improvisé alguna.

No recuerdo si fue un sí o un no.

De todas formas, nunca quise hacerte daño.


II.

A veces pienso que la culpa la tiene el gitano que vendía espejos de colores.

No sé si recuerdas, pero creo que todo comenzó y terminó ahí.

Cerca del banco de la plaza donde el gitano alineaba sus espejos y los ofrecía a quién pasara.

Tenían colores desgastados y uno se veía como más atrás en ellos.

Como mirando desde el fondo.



III.

Éramos pequeños en ese entonces.

Poco más que unos niños, apenas.

Fue en aquel tiempo en que aprendimos a pintarnos costras falsas sobre la piel.

Para llamar la atención, supongo, y para demostrar que teníamos heridas.

Tú exageraste, eso sí, y te pintaste una muy grande, en el rostro.

Olvidé tu rostro, de hecho, por culpa de aquello.



IV.

Semillas, espejos, heridas falsas y rostros…

¿Qué habremos estado buscando, realmente?

¿Qué es lo que dejamos pasar y no vimos?

¿Quién, de este lado del mundo, fue verdaderamente el culpable?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales