I. Luego de la primera toma.
Tampoco encontraste Babilonia, me dijo. Eso debieras dejarlo en claro desde un inicio. No es que desacredites con eso lo que dices después, pero al menos te pones en el mismo pie que todos. Además, no nos creas así falsas expectativas. Volvamos a grabar entonces, desde el inicio.
De acuerdo, dije yo.
II. Segunda toma
Soy otro de los que no encontró Babilonia, dije. No tengo nada que agregar en mi defensa salvo que nunca la busqué. El resultado es el mismo, por supuesto, pero me dijeron que lo dejara en claro y eso hago. Aunque ni yo mismo, por cierto, tenga muy claro a qué se refieren. Y es que supongo que Babilonia es aquí metáfora de algo que no identifico. O una broma o algo así. Pero no, reitero, antes de seguir: nunca la encontré.
(…)
III. Luego de la segunda toma.
Tendremos que cortar lo que dijiste sobre Babilonia, dijo ahora. O editarlo más bien. No sé con qué intención lo haces, pero aquí no nos hace falta los que se creen listos. Babilonia es Babilonia, simplemente y no es necesario decir más. Todos intentan desentenderse en un inicio, pero terminamos confluyendo siempre al mismo sitio. Como el punto ese al final del embudo. Y una vez ahí, sin duda, todos entienden. (…) El resto de la grabación, por cierto, quedó bien. No es importante, pero quedó bien. Solo un poco tibio, quizás.
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