lunes, 13 de enero de 2025

Salpicar lo menos posible.


A veces depende de ti, pero no siempre. Piensa por ejemplo es esos nadadores que se zambullen en el agua. O sea, no nadadores, precisamente, sino en esos que practican saltos olímpicos o clavados desde gran altura. Ellos pueden manejar su cuerpo, por supuesto, practicar coordinación, impulso, fuerza… e intentar entonces una zambullida perfecta. Esas que se realizan sin salpicar prácticamente nada. Pues bien, tú puedes practicar cuanto quieras hasta encontrar tu mejor postura y perfeccionar tus movimientos, eso es cierto. Pero en tu caso, al menos, dependes también del agua. Esa agua que no es siempre un agua segura, en tu caso. No siempre un agua estable, digamos. No sé si me explico, pero lo que intento decirte es que comprendo tu intención de salpicar lo menos posible, e incluso la valoro positivamente. Pero lo cierto es que el traje de la vida no siempre te lo hacen a la medida. Y aunque lo hubiesen hecho, eso tampoco asegura que el clima con que te encuentres en el mundo sea acorde al traje que llevas. Por eso es que a veces no depende de ti, hagas lo que hagas. O no exclusivamente de ti, al menos. Eso es lo que te digo.

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