martes, 17 de septiembre de 2019

Llenar espacios.


Se despertó agitado, sintiendo un sabor extraño en la boca. Poco después se dio cuenta que le faltaba un diente y que tenía la boca y el pecho con sangre. Con su propia sangre, por supuesto. Fue entonces al baño y tras mirarse en el espejo descubrió que tenía una herida en un labio, un moretón que le llegaba hasta un pómulo y un par más de dientes sueltos. Ese era el diagnóstico, más o menos. No se encontró más lesiones, aunque las buscó minuciosamente. Tampoco encontró algún recuerdo que le permitiera comprender lo que había pasado.

El diente que le faltaba era un incisivo. Lo buscó entre sus ropas, en la cama y en algunos otros lugares donde pensó podía estar. No lo encontró, sin embargo. Tal vez se lo había tragado, pensó. Era domingo. Tomó pastilla para el dolor y un par de antiinflamatorios. No sabía si el lunes ir al doctor o directamente al dentista. Tal vez ir al doctor era mejor para intentar conseguir una licencia. Uno o dos días al menos. Además, debía inventar algo. Un asalto posiblemente, era lo más lógico. Él también lo había pensado para explicárselo a sí mismo. De todas formas, no le habían robado nada, salvo el incisivo.

Habló con un amigo el domingo en la noche. El amigo le contó del partido del sábado, que él no recordaba. Luego habían comido algo, según le contaron. Lo vieron irse bien a la casa, manejando. Apenas habría tomado una cerveza. Terminó la conversación sin hablar de su herida ni del diente que faltaba y fue a revisar con detalle el auto. No había nada ahí, por supuesto. Ni una gota de sangre ni mucho menos el diente. Antes de dormirse escribió la historia, para explicar lo ocurrido. Un asalto frustrado. Determinó el lugar y las circunstancias. Inventó detalles, incluso. Con eso todos estarían satisfechos. Él mismo lo estaba. A nadie le importaba mucho más. Había que llenar espacios, simplemente, como con el diente perdido. Una historia como un implante. Todo es tan simple que es fome, se dijo. Entonces se durmió. Le costó un poco, pero se durmió. Si soñó mientras dormía lo olvidó al despertar. Pero eso no era importante, por supuesto.

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