sábado, 28 de septiembre de 2019

Como palomitas de maíz.


Cosas explotando como palomitas de maíz.

Bueno… no explotando exactamente, pero transformándose al menos, de forma explosiva.

Una ampolleta en un cuarto.

Un reloj de pared en la cocina.

O una de las zapatillas que estaban bajo la cama.

Así comenzó todo.

Era algo llamativo, más bien, en un inicio.

Tema de conversación obligado entre los vecinos y tema de investigación científica y hasta de preocupación global, con el pasar de los días.
                       
Aparecieron grabaciones en los noticiarios, cada vez más preocupantes.

Miles de manzanas en una plantación, en Argentina.

La piedra Rosetta en el Museo Británico.

Y hasta los ojos de un presidente asiático, mientras daba un discurso ante las cámaras.

En todos los lugares coincidían en que se trataba de palomitas de maíz.

Con distintos nombres por supuesto.

Pop Corn, cabritas, pochoclo, crispetas… en todos lados veían lo mismo.

Hasta los científicos que investigaban el suceso habían caído en el uso de ese tipo de palabras.

Buscaban causas, sustancias reactivas, patrones comunes… las teorías caían una tras otra.

Nunca hubo un resultado adecuado ni se logró revertir el estado de nada que ya se hubiese transformado.

Hubo pocas muertes, a pesar de todo.

De hecho, algunos se negaron a llamarle muerte y decían que era una metamorfosis, nada más.

Así por ejemplo una familia en Japón cuya hija sufrió el evento, fue mantenida en casa, como una palomita de maíz. Mientras los padres se negaban a entregarla diciendo que se mantenía tibia, y que estaría bien con ellos.

De todas formas, como decía, fueron poco los casos de muerte, afortunadamente.

Las cifras oficiales hablan de poco más de tres mil, en todo el mundo.

Luego, de improviso, todo terminó de la misma forma que comenzó.

No se revirtió el estado, pero ya no hubo nuevas transformaciones.

Las noticias poco a poco volvieron a sus temas habituales.

Las investigaciones cesaron.

Todo quedó como una anécdota, de la que hablábamos cada vez menos, mencionando nuestras propias hipótesis.

Yo mismo, por ejemplo, he pensado que se convertían en algo más, y que los veíamos simplemente como palomitas de maíz…

Que el concepto ocultaba su forma final, supongo.

O nos protegía de algo.

Supe que en Brasil, por otro lado, se creó una especie de culto con una serie de personas que entonan himnos y ruegan por ser transformadas alguna vez, en estas palomitas.

Elevan las manos al cielo y a veces sienten que el momento está cerca.

Dicen que la luna será lo primero en transformarse, y entonces ocurrirá aquello que purificará el universo y nos devolverá nuestras verdaderas formas.

Tal vez por eso, de vez en cuando observo la luna, aunque no noto en ella nada extraño.

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