sábado, 23 de febrero de 2019

En un capítulo de Lupin III.


Ocurrió en un capítulo de Lupin III. En la serie animada del 71. En ese capítulo Lupin era capturado por el inspector Zenigata y encerrado en prisión. El capítulo dura veinte minutos, pero en ese capítulo Lupin pasa en prisión todo un año. Todos esperamos que se arranque, pero Lupin no parece apurado. Afuera de la prisión está Jigen, su compañero, pero solo está de guardia... esperando. No va por su ayuda e incluso evita que otro personaje intente liberarlo. Si Lupin quiere irse lo hará, dice en un momento. Entonces el capítulo avanza y Lupin es condenado a muerte. Se espera la orden, con una extraña calma. Durante todo ese año, por cierto, Zenigata ha estado en la prisión, atento a que Lupin intente evadirse. De hecho, algún guardia de la prisión le dice que parece querer incluso que Lupin se arranque. Después de todo, perseguir a Lupin es el sentido de vida del inspector Zenigata. Y claro, ya en el día de la ejecución Lupin se dispone a hacerlo. No antes. Todo un año esperó en su celda y decidió escapar en ese instante. Y claro, mirando sutilmente podemos encontrar cierta alegría en Zenigata, al mismo tiempo que Lupin muestra abiertamente las razones de esa espera. Escapa ese día para humillar a Zenigata. Después de todo, no fue solo él el que estuvo en prisión...el inspector se mantuvo todo el tiempo en el lugar, atento a sus movimientos. Eso debe producirle vergüenza, dice Lupin. Vergüenza por no vivir su propia vida. Por darla por completo a algo que se escapa, igualmente, de las manos. Y es que solo cuando eso queda claro escapa Lupin. Por otro lado Jigen, su amigo, también ha esperado un año, afuera de la prisión, al igual que un monje budista que aparece varias veces rondando la cárcel y que tal vez ofrezca una clave para este capítulo, si lo observamos con atención... ¿De qué está hablando el capítulo, entonces? Pues yo creo que de convicciones. De convicciones y de una vida que no se vive, para demostrar a otro que tampoco está viviendo la suya. Eso es lo que ocurre, en un capítulo de Lupin III. No es poca cosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales