sábado, 12 de enero de 2019

Vian, yuxtapuesto.


I.

Junto a la nada, yo.

No sé.

Tal vez alguien me yuxtapuso.

Como una maldición fui arrojado al mundo, siempre al lado de otra cosa.

Unas manos, una almohada, un objeto cualquiera...

O hasta un hermano muerto.

Así se dieron las cosas.

Una tras otras se dieron las cosas…

Pero no entraré en detalles.


II,

Yo no pedí ser yuxtapuesto.

Aunque tal vez todo, menos yo, lo pidió.

Y pudo ocurrir entonces que yo me vi arrastrado.

Siempre junto a algo.

O junto a alguien.

Así y todo hay quienes no comprenden las dificultades de esto.

Y yo tengo que explicarlo:

Nadie puede comprender la vida de ese modo.

No la vida de uno mismo, al menos.


III.

Ser yuxtapuesto es también no saber tu ubicación.

Pues siempre estás en referencia de aquello a lo que te yuxtaponen.

A la derecha del padre.

A la izquierda del árbol.

Al lado de ese hueón.

Y entonces pensamos que nuestro lugar se asigna de esa forma.

Y hablar de lugar -creemos-, es también hablar de existencia…

Así y todo, aclaro que lugar y existencia no se yuxtaponen.

Eso sí que es no entender nada del asunto.

Eso pienso yo, junto a la nada.

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