jueves, 24 de enero de 2019

Una alegría contagiosa.

“La vida no es forma de tratar a un animal”
K. V.

Era un perro chistoso.

Cuando estaba alegre movía una pata, rápidamente, en vez de mover la cola.

La familia lo mostraba a todos y siempre alegraba el momento.

Esa sí que era una alegría contagiosa.

Entonces lo grabaron en video y lo subieron a youtube.

Le pusieron músicas variadas y con cada una el perro parecía ir a ritmo.

Eso hasta que en uno de los comentarios un veterinario habló de una patología grave.

Luego se sumó otro.

Y entonces no faltaron quienes dijeron fijarse en la cara del perro y decir que en realidad estaba triste.

Y claro, surgieron videos de acercamiento a la cara del perro y realmente se veía triste.

Entonces pusieron música triste a esos videos y los subieron también a youtube.

Y las canciones hablaban de seguir bailando, aunque nos doliera el mundo.

Y hasta hicieron un montaje con el perro sobre el Titanic, mientras se hundía.

Y de vez en cuando en los comentarios algún veterinario volvía a discutir sobre la patología, hasta que el asunto llegó a la tv.

A un matinal, durante unos minutos, en el que contactaron con la familia dueña del perro.

Contaron que ya hacía un mes que el perro había muerto, de un ataque.

Y dijeron que mientras moría, seguía moviendo una pata.

Luego de esto en el matinal repitieron la actuación de un humorista en un festival de verano.

Todos reían y al parecer el espacio tenía gran audiencia.

Esa sí que era una alegría contagiosa.

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