martes, 22 de enero de 2019

De qué se trata.


Su abuela materna le tejió una bufanda.

También le tejió una bufanda su abuela paterna.

Siempre hacían lo mismo.

Las dos se enteraban de alguna forma qué haría la otra y comenzaba la competencia.

Siempre eran regalos tejidos.

Un suéter, guantes, gorros y hasta calcetines, en alguna oportunidad.

Entonces ella, para mostrarse agradecida y no incomodar, anotaba cuál era regalo de cuál y se ponía lo regalado por cada una, cuando ocurrían las visitas.

Hasta el momento siempre había funcionado bien.

Pero claro, esta vez se olvidó de anotar qué bufanda le había regalado cada una y estaba confundida.

No era, por supuesto, algo grave, pero sabía lo complicadas que eran sus abuelas y no quería propiciar un conflicto.

Fue en ese entonces que me lo contó a mí, pidiéndome consejo, mientras tomábamos unas cervezas.

-¿Puedo ser sincero? –le pregunté.

-Sí –dijo ella.

-Pues lo que me cuentas es una mierda –le dije-. No da ni para hablarlo. No da para complicarse. No da siquiera para una historia.

-Pero es que ellas… -intentó hablar.

-No se trata de afecto… -seguí-.  No se trata de que sean viejas. No se trata de…

-¿Y de qué se trata…? –me interrumpió.

Entonces, yo me tomé un minuto para pensarlo, di un sorbo a mi cerveza y se lo dije.

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