domingo, 20 de enero de 2019

Cómo llegar a ninguna parte.


Falta eso.

He buscado y no existe.

Un instructivo, me refiero, que nos permita llegar a ninguna parte.

Estoy seguro que muchos lo han buscado.

No un mapa, por supuesto, pues ninguna parte no puede formar parte de uno.

Pero debiesen haber pistas, al menos, o una bitácora o hasta el diario de alguno que llegó a ninguna parte, sin saber bien lo que hacía.

Y no es que nadie haya ido.

Yo mismo he conocido a un par que han estado en ninguna parte, y han regresado maravillados.

Paz absoluta, me dijeron.

Silencio absoluto.

Primero te angustias, es cierto, y crees que caes.

Luego te das cuenta que no hay dónde caer y te relajas.

Luego eres tan feliz que lloras sin poder evitarlo.

Y luego te regresas.

Sin quererlo, incluso, te regresas.

Los dos que conocí y que estuvieron en ninguna parte refirieron lo mismo.

La paz absoluta y el regreso casi como un castigo.

No tenía derecho a todo aquello, me dijo uno de ellos.

Sentí que contaminaba aquel lugar, me dijo el otro.

Yo les propuse entonces escribir un libro.

“Yo estuve en ninguna parte”, “Instrucciones para llegar a ninguna parte”… o algo por el estilo.

Ninguno de ellos accedió, por supuesto.

Yo al menos cuando vaya –y si regreso-, me comprometo sin duda a compartir esa experiencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales