lunes, 30 de julio de 2018

Lo que estoy diciendo.


I.

Una vez mi abuelo me dijo un secreto y luego se murió.

Fue algo trágico, por supuesto, pero ya ha pasado mucho tiempo.

La familia entera supo de esto pues me mandó llamar con bastante urgencia.

Yo estaba en la playa, según recuerdo, y apenas llegué me dijeron que el abuelo me iba a decir un secreto.

No me dijeron, de hecho, que se estaba muriendo, solo que me iba a dar un secreto.

Entonces me acerqué al abuelo y él me dijo el secreto.

Luego se murió.

Cuando digo “luego” me refiero a que no pasaron más de cinco minutos.

Cuando digo “murió”, supongo que ya saben a qué me refiero.


II.

Semanas después comenzaron a preguntarme por lo que el abuelo había dicho.

Yo, sinceramente, no me acordaba bien de qué me hablaban.

Entonces insistieron, aclarando que se trataba del asunto del secreto y acusando que lo quería yo para mí solo.

Dejaron de hablarme desde entonces hasta que tuve que inventar lo que el abuelo había dicho.

No sentí que hubiese otra salida.


III.

Inventé un secreto bien poético y profundo.

Al parecer decepcionó a algunos que esperaban algo así como el mapa de un tesoro.

Todos volvieron a hablarme y con el tiempo todos olvidaron el asunto del secreto.

De hecho, olvidaron también al abuelo, dicho sea de paso.

Su tumba está en Valdivia, en un sector lejano, del cementerio.

Y cuando digo que lo olvidaron es justamente eso, lo que estoy diciendo.

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