viernes, 20 de julio de 2018

Golpes en la ventana.


-Anoche sentí golpes en la ventana. Un par. Como si llamasen a una puerta y golpeasen con  los nudillos. Luego sentí también golpes en la puerta.

-¿Fuiste a ver?

-No. Tuve miedo, en realidad. La ventana que golpearon está en un segundo piso. La puerta que golpearon permanece abierta. Sin seguros, me refiero.  Fueron dos golpes. Siempre dos. Tres veces dos, según recuerdo. Tal vez era más un aviso que un llamado.

-Sí… A mí también me pasaba antes.

-¿Lo de los golpes?

-Sí. O sea… no, no sé. Lo de estar a medio dormir, al menos. Lo de sentir ruidos, en la noche. Creo que también escuché alguna vez los dos golpes.

-¿Y?

-Nada. Nunca pasó nada. No tienes de qué preocuparte, supongo.

-Sí tengo. Me preocupo de los golpes.

-No me refiero a eso. Pero son cosas que pasan, supongo… No dormir… Escuchar cosas… Luego dejas de preocuparte y ya está.

-¿Y ya está qué?

-Pues no sé bien cómo decirlo… Supongo que los sueños vuelven a su sitio.

 -¿Qué quiere decir eso?

-Que duermes otra vez. Que estás tranquilo. Que hay explicaciones normales al otro lado de la puerta.

-¿Te pasó eso a ti?

-Claro… Ahora, por ejemplo, duermo siempre de un tirón... Antes no me pasaba.

-¿Y eso es bueno?

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