sábado, 21 de marzo de 2015

Encuentros con el Cassidy.


Es tartamudo el Cassidy.

Estaciona autos en un sector céntrico de Santiago, los fines de semana.

Anda siempre con un paño naranjo en el que pareciera ocultar algo.

Siempre pensé que se trataba de algún trago, pero el otro día hablé con él y me contó que era abstemio.

¡Como veinte minutos se demoró en decirme que era abstemio…!

Entendí lo de su nombre tras hablar unas cuántas otras cosas.

Y es que tiene una especie de respuesta comodín cuando uno le pregunta algo.

-¿Todo bien, Cassidy?

-Ca, ca… ca, casi… Casi.

-¿Ya son las 12?

-Ca, ca… ca, casi… Casi.

Aunque claro, la respuesta a veces no sonaba muy acorde a la pregunta:

-¿Tienes hijos, Cassidy?

-Ca, ca… ca, casi… Casi.

Así, uno podía pasar largo rato con el Cassidy conversando, y reflexionando de vez en cuando sobre algunas de sus respuestas.

Un día, sin embargo, comencé a cuestionarme si realmente no aburriría al Cassidy.

Yo y los otros que de vez en cuando le hablamos, me refiero.

Y bueno, intenté conversar con él y preguntarle si le molestaba que nos acercáramos.

-Ca, ca… ca, casi –nos dijo-. Casi.

Yo insistí para que dijera alguna otra cosa, pero esa vez, al menos, no hubo caso.

A veces es así.

Hoy mismo, por ejemplo, me dijeron que se lo llevaron detenido.

Al parecer unos carabineros intentaron interrogarlo respecto a su trabajo, y ya imagino sus repuestas.

Una señora juntó firmas y hasta organizamos un grupo para ir a ver el lunes qué pasa con él.

Ante el revuelo, descubrimos que el Cassidy tenía una pareja y tres hijos pequeños.

Los tres hijos, por cierto, son levemente tartamudos.

Ninguno entendía qué pasaba.

Nos miraban en silencio y de vez en cuándo hablaban un par de palabras con su madre.

No es un mal idioma, pensé, tras escucharlos.

O sea, no es una mala forma de expresarlo, después de todo.

Así, finalmente, como ya había mucha gente viendo lo del Cassidy, mejor me retiré del lugar.

Y es que en el lugar, todo parecía un poco un show y solo un poquito en serio.

Casi como en el blog, diría hoy en día mi consciencia.

Casi.

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