-Esto no puede hacerse.
-¿Qué cosa?
-Esto…mira por la ventana.
-¿Qué cosa…? No ves que estoy manejando.
-¿Pero observas esos pueblos pequeños que han aparecido a los costados…?
-Claro, ¿qué pasa con ellos?
-¿Sabes cómo se llaman?
-¿Los pueblitos chicos?
-Sí, esos…
-No. No sé.
-Pues eso no debiese poder hacerse.
-¿Qué cosa…? ¿No saberse los nombres de los pueblos pequeños?
-No… No es eso.
-¿Y entonces?
-Pasar por esos pueblos. No se debiese poder pasar por fuera de pueblos
que no sabemos su nombre.
-¿Por algo moral, dices tú…? ¿Una ley que lo prohíba…?
-No. Hablo de hechos. De lingüística. De existencia probable.
-…
-O sea, pienso que de cierta forma nos quedamos en el mismo sitio.
-…
-¿No piensas lo mismo?
-No.
-¿Y qué piensas, entonces?
-Que sabemos dónde vamos… y obviamente no es el mismo lugar que el punto
de partida… Y claro… no nos quedamos en el mismo sitio.
-No… no somos eso…
-…
-Tú hablas como si todo fuese magia… como si fuésemos de un lugar a
otro apareciendo como conejos desde un sombrero…
-La vida es eso.
-…
-Aparecer todo el tiempo desde un sombrero… cada mañana… cada segundo…
cuando abrimos la puerta del auto y nos bajamos…
-¿Y entre tanto?
-¿Entre tanto?
-Claro… ¿Qué hay entre todo eso?
-Pueblitos pequeños, si quieres… gente que no conocemos…
-Entonces no avanzamos, nos estancamos ahí… chocamos con ellos si no
podemos ni nombrarlos… No pasamos por ellos.
-Pasamos por ellos… y eso es lo maravilloso… pero pasamos dentro del
sombrero…
-…
-Mira… viene el peaje.
-¿Qué?
-Que se ve más adelante la estación de peaje.
-¿Trajiste dinero?
-Claro que no… tú siempre traes.
-¿Estás bromeando?
-No.
-…
-Mierda…
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