martes, 22 de julio de 2014

No puede hacerse.



-Esto no puede hacerse.

-¿Qué cosa?

-Esto…mira por la ventana.

-¿Qué cosa…? No ves que estoy manejando.

-¿Pero observas esos pueblos pequeños que han aparecido a los costados…?

-Claro, ¿qué pasa con ellos?

-¿Sabes cómo se llaman?

-¿Los pueblitos chicos?

-Sí, esos…

-No. No sé.

-Pues eso no debiese poder hacerse.

-¿Qué cosa…? ¿No saberse los nombres de los pueblos pequeños?

-No… No es eso.

-¿Y entonces?

-Pasar por esos pueblos. No se debiese poder pasar por fuera de pueblos que no sabemos su nombre.

-¿Por algo moral, dices tú…? ¿Una ley que lo prohíba…?

-No. Hablo de hechos. De lingüística. De existencia probable.

-…

-O sea, pienso que de cierta forma nos quedamos en el mismo sitio.

-…

-¿No piensas lo mismo?

-No.

-¿Y qué piensas, entonces?

-Que sabemos dónde vamos… y obviamente no es el mismo lugar que el punto de partida… Y claro… no nos quedamos en el mismo sitio.

-..

-¿No estás de acuerdo?

-No… no somos eso…

-…

-Tú hablas como si todo fuese magia… como si fuésemos de un lugar a otro apareciendo como conejos desde un sombrero…

-La vida es eso.

-…

-Aparecer todo el tiempo desde un sombrero… cada mañana… cada segundo… cuando abrimos la puerta del auto y nos bajamos…

-¿Y entre tanto?

-¿Entre tanto?

-Claro… ¿Qué hay entre todo eso?

-Pueblitos pequeños, si quieres… gente que no conocemos…

-Entonces no avanzamos, nos estancamos ahí… chocamos con ellos si no podemos ni nombrarlos… No pasamos por ellos.

-Pasamos por ellos… y eso es lo maravilloso… pero pasamos dentro del sombrero…

-…

-Mira… viene el peaje.

-¿Qué?

-Que se ve más adelante la estación de peaje.

-¿Trajiste dinero?

-Claro que no… tú siempre traes.

-¿Estás bromeando?

-No.

-…

-Mierda…

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