I
Mi corazón como un cuadro de De Chirico.
Digamos que es una técnica.
Quitar los filos, jugar con las sombras.
Hacer del desequilibrio un estilo.
Mi corazón como un cuadro de De Chirico.
Limpio, pero nunca se sabe.
Si duele, duele de una forma tan lenta que no duele.
Si late, late sin ritmo y no sabe decir un nombre.
Mi corazón como un cuadro de Chirico.
Falso y verdadero como la lombriz que se parte en dos.
Verdadero y falso como las partes que existen como si nada.
Mi corazón como un cuadro de De Chirico.
Ofrecido en el altar de una iglesia de plástico.
Igual que comulgar mordiéndote la lengua.
II.
No se puede romper un cuadro de De Chirico.
No se puede entender un cuadro de DeChirico.
No se puede amar un cuadro de De Chirico.
No se puede estar junto a un cuadro de De Chirico.
III.
Si hay una gotera en un museo, se recomienda dejar bajo ella un cuadro
de De Chirico.
Se asegura impermeabilidad.
Probablemente no sufra daño alguno.
IV
Los gatos desconfían de los cuadros de De Chirico.
Un experimento demostró que no pueden caer de pie, si mientras caen
observan uno.
V.
Si uno va a buscar a Dios a un cuadro de De Chirico, tampoco lo
encuentra.
VI.
La muerte de De Chirico, se dice, no causó ninguna sorpresa.
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