domingo, 20 de abril de 2014

No es Bradbury.



-No sé si lo soñé por mi cuenta o me dejé llevar por un cuento de Bradbury –me dijo-. Yo estaba en una ciudad, en el futuro, y existían grupos suicidas. Individuos, más bien, suicidas, pero que estaban actuando en masa… Simplemente iban y se mataban frente a alguien. Sin razón aparente. Una ciudad colapsada, claro, pero sin motivos explícitos… Simplemente se paraban en frente de alguien, en medio de una calle y se volaban los sesos. Es decir, a veces no se volaban los sesos y se mataban de otra forma, pero el caso es que siempre era frente a alguien…

-No es Bradbury -comenté.

-De acuerdo, no es Bradbury… pero quizá robé la idea de algún sitio porque todo era demasiado elaborado… Es decir, no se trataba solo del suicidio, sino que, como esto sucedía en masa, las autoridades habían decretado una ley a partir de la cual las personas frente a las cuales se daban muerte los suicidas, debían hacerse cargo de los muertos… denunciar el hecho, costear el entierro, acompañar el proceso entero, digamos…

-Definitivamente no es Bradbury –afirmé.

-De acuerdo… Pero lo importante es que de cierta forma los suicidios comenzaron a escoger a sus víctimas… o sea, a las personas frente a las cuales se daban muerte… A veces los seguían por días, incluso, desde lejos. El punto es que de pronto en el sueño, yo me daba cuenta que una chica me seguía… una posible suicida, claro. De regreso del trabajo, cuando iba a comprar… yo notaba siempre que esa chica me seguía, pero nunca estaba lo suficientemente cerca como para poder hablarle…

-¿Querías decirle algo?

-Sí… o sea, no sé bien… supongo que sí… Es que en el sueño recuerdo que sentía una especie de piedad por ella… Y claro, además la chica era bonita por lo que yo sentía también cierta atracción. Por otro lado, ella también debía sentir algo, pensaba, porque me seguía y yo sentía que me miraba incuso cuando estaba en casa, o regaba un jardín pequeño…

-¿Ella regaba un jardín pequeño?

-No. Yo lo regaba, mientras sentía que ella me miraba.

-Ah -dije yo.

-El sueño seguía así hasta que de pronto, no recuerdo bien dónde, la chica se me aparecía de pronto, de frente y se quedaba en silencio…

-¿No se mataba?

-No… o sea, yo interiormente quería decirle algo, para detenerla, pero la chica simplemente me miraba y yo no sabía que decirle… era una situación extraña… Suena terrible de admitir, pero en sueño, yo casi quería que se diera muerte, pues no sabía qué hacer… Además era una chica que me conocía, no sé si me entiendes… iba a morir frente a mí, sentía yo… pero no ocurría nada… Todo era incómodo y hasta terrible…

-¿Y entonces?

-Entonces no ocurrió nada. Yo la miraba hasta tener que bajar la vista –continuó-. Finalmente, me hacía a un lado y pasaba junto a ella… casi avergonzado… Justo entonces, tras dar un par de pasos escuchaba un disparo y sabía que la chica se había matado, a mis espaldas…

-¿Debías hacerte responsable, entonces?

-Legalmente no, si era a mis espaldas… pero justamente ese fue el final del sueño… Es decir, yo dudaba si darme vuelta y encargarme de la chica o si simplemente debía seguir mi camino… Pero claro… justo entonces desperté. Desperté llorando.

-Mmm –dije yo.

-¿No te parece extraño…? –preguntó finalmente-. ¿No te suena de algún sitio…?

-No –contesté-. Y no es Bradbury.

3 comentarios:

  1. No lo es, pero podría pasar en el ambiente de Farenheint 451.
    Y el que soñador preferiría que su amigo le dijera otra cosa, que le contrarrestara el despertar llorando, por no haber podido salvar a la chica del sueño.

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  2. Tal vez no quería que la salvara, tal vez solo quería que la extrañara

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