martes, 29 de abril de 2014

El verdadero mapa del tesoro.



Encuentras un mapa del tesoro que hiciste de pequeño.

Lo observas.

Hay una serie de dibujos y señas y hasta un cuadro donde se explican los signos.

Círculos verdes para árboles.

La gran equis sobre el tesoro.

Líneas segmentadas para pasos.

Y claro… todo está en perfecto estado.

O casi todo… tal vez.

Lo observas.

Atentamente lo observas.

No recuerdas, sin embargo, cuál era el tesoro.

Y es que ya no existen, por ejemplo, las referencias espaciales.

De hecho, has olvidado el sitio concreto que utilizaste como escondite.

Así, todo es novedad cuando observas el mapa.

Incluso, te sorprendes cuando encuentras una máxima, anotada en rojo al otro lado del mapa:

El tesoro es siempre algo que brilla.

Observas la máxima.

Recuerdas.

De a poco, recuerdas.

Ubicas el mapa, entonces, en la posición correcta.

El color de las líneas segmentadas eran direcciones.

Haces memoria.

Observas.

Buscas un lugar amplio.

No eran árboles los círculos verdes.

Sales de tu casa y buscas un sitio amplio en algún sitio.

Lo encuentras.

Observas el mapa.

Un perro te mira contar tus pasos.

Siete hacia adelante…

Seis hacia la izquierda…

El punto verde indica que volteas.

Cuatro más a la izquierda…

Sigues las instrucciones en definitiva.

Finalmente, descubres, regresas al punto de partida.

La gran equis está sobre ti mismo.

El tesoro es siempre algo que brilla.

3 comentarios:

  1. ?? no recuerdo - entiendo... usé ese nexo? a veces lo pongo... estoy medio dormido... saludos

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  2. Lo usaste varias veces en escritos anteriores, lo eché de de menos, un poco... buenas noches

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