I.
Ni Fu ni Fa existen de la forma acostumbrada.
Por eso, acostumbramos a decir que no existen.
Fu, sin embargo, demuestra que existe con un pequeño grito.
Fa, en tanto, lo hace callar, prácticamente de inmediato.
Entonces Fu alega, pues Fa, para hacerlo callar, también ha emitido un pequeño
grito.
Y claro… ambos discuten, entonces, a través de pequeños gritos.
Ni Fu ni Fa ganan algo con estas discusiones.
Así existen Fu y Fa.
II.
N i Fu ni Fa han salido a recorrer el mundo.
Ellos piensas que los lugares del mundo no hacen diferencias.
A lo más ven fotos, pero ninguno comenta.
Fu no muestra interés y se masca las uñas.
Fa se abotona y desabotona el cuello de la camisa.
Ni Fu ni Fa tuvieron hijos ni quieren tenerlos.
Ambos, sin embargo, han sido previsores para su futura pensión.
III.
Una vez intervine en una discusión entre Fu y Fa.
Ambos gritaban de a poquito y parecían cansados.
Si fuesen humanos Fu usaría anteojos gruesos y Fa andaría con bastón.
Ni Fu ni Fa pensaron que yo intentaba hablar con ellos.
Y es que ellos creen que nadie los oye.
De hecho, ni Fu ni Fa se dan cuenta que, en ocasiones, pueden ser
percibidos.
No sé si eso bueno.
Ni Fu ni Fa lo saben, tampoco.
IV.
Dijimos en un inicio que ni Fu ni Fa existen de la forma acostumbrada.
Me gustaría recordarles, sin embargo, que no debemos juzgar a Fu o a
Fa.
Y es que la forma acostumbrada de vivir no es necesariamente la
adecuada.
No es una gran conclusión, pero ni a Fu ni a Fa les molesta.
Así, dejémoslos a ellos con sus pequeños gritos y preocupémonos más de
nosotros mismos.
Y es que, finalmente, ni Fu ni Fa saben nada de quiénes somos.
Por eso, acostumbran decir, que no existimos.
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