viernes, 1 de julio de 2011

Cuando una serpiente devora otra serpiente.

.
“Decían los Bestiarios de la Edad Media:
cuando una serpiente se devora a otra serpiente
se convierte en dragón”
R. A.
.

Aprendemos lento.

Tanto que muchos, incluso,
murieron sin nunca aprender nada.

¡Afortunados ellos!

Yo, en cambio,
me llené la cabeza
de pura mierda:
capitales, presidentes,
tipos de monedas…
datos y datos que pretendía
cuajaran algún día
y revelaran ser más de lo que eran.

Pero lo cierto es que a esos datos
le pasó lo mismo que a nosotros
y no revelaron nunca significado alguno,
y fueron quedando poco a poco esparcidos
como globos después de una fiesta
sin tener utilidad
ni poseer secretos,
como mujeres estériles…
o como hombres estériles,
que hacen un hijo falso
-pero lindo-,
y de cartón.

Conozco gente, sin embargo,
que aprendió al menos cosas útiles,
como a encender fósforos con el tabique nasal,
o abrir botellas de cerveza
ayudándose con las rodillas…
pero lo cierto es que tampoco consiguieron
respuestas que puedan ser llamadas
trascendentes
y todo se quedó aconchado
como en las tazas de café que alguien
se olvidó de revolver.

No hagas caso, por tanto,
a aquellos que hablan del esfuerzo
y del estudio,
y de las metas bien establecidas…
después de todo
el universo se mueve por inercia
y todo lo que forma parte de este mundo
está sujeto a la gravedad
y terminará cayendo
por su propio peso.

Y sí,
quizá parezca contradictorio
que hable yo de esto
en medio de mi biblioteca,
pero les aseguro
que apenas la ordene
la abandono…
solo quiero estar seguro
de no dejar nada mío
en medio de estos libros,
antes de comenzar a aprender
verdaderamente
aquello que nos haga sentir plenos.

Así que ya lo saben:
desensillen al caballo
y esparzan sus provisiones por la tierra,
pues nada de aquello
es necesario,
y no vinimos aquí
para quedarnos,
como te inventan en tv.

Por último
acuérdense de mí cuando lleguen los dragones,
y justo en medio del fuego
y la destrucción
piensen en aquello que les ha sido dado tener
más allá de las posibles pérdidas,
y sepan que esas bibliotecas
son a la larga
las que permanecen.

Junten las serpientes sin miedo
y maravíllense.

Eso es todo lo que está
en nuestras manos.

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