lunes, 9 de mayo de 2011

Todo es accesorio, o la discusión entre el Señor y la Señora Cara de Papa.

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-Todo es accesorio –dijo la señora Cara de Papa-, nada es realmente nuestro, y tú, igual que yo deberías saberlo, cariño…

-No lo sé, querida... a veces pienso que hay cosas que no deberían saberse –dijo el señor Cara de Papa-, que no hay para qué...

-Tonterías, lo que pasa es que tú prefieres vivir poniéndote bigote en vez de ojos…

-Es que los bigotes me vuelven distinguido…

-Tonterías, los bigotes son bigotes y eso es todo, y además no son tuyos…

-¡Claro que son míos…! ¿O me vas a decir que son tuyos?

-Pues podrían serlo…

-¿Qué haces?

-Te los quito, y me los pongo… ¿soy distinguida ahora?

-Por supuesto que no… eres… eres… ¡oh, querida, sácatelos…! ¡Me siento gay!

-¡Lo ves! Eso es porque te dejas llevar por lo accesorio… ¡No te das cuenta realmente quién soy! Snif…

-¿Snif?

-Sí, snif, estoy llorando… ¿no entiendes?

-Pero querida, no sé a qué vienen tantas vueltas y preguntas… somos un conjunto de accesorios, eso somos…

-¡No…! ¡Somos más que eso…! Decir que somos accesorios es lo mismo que decir que somos nada…

-La nada es nada, un accesorio es un accesorio, y eso es todo. No quiero discutir contigo querida.

-¿Y qué vas a hacer, sacarte las orejas, como siempre?

-Pues si ese es el camino que me dejas, sí…

-¡No sé cómo hemos podido estar tanto tiempo juntos…!

-Porque nuestros accesorios son compatibles, eso es todo…

-Hablas como si esa idea tuya de ser accesorio no te doliera, como si…

-Por supuesto que no me duele, querida… eso es absurdo. Podemos despojarnos de todo y no sentir dolor alguno…

-Es imposible que cuando nos quitan algo que necesitamos, o que sentimos propio, no nos duela, lo que pasa es que eres un insensible…

-Pero tú también, tú te inventas la sensibilidad, como ese día en que guardaste esa pieza que no era tuya y…

-¡Cállate…! Además era un símbolo… sabía que no era mía…

-¿Un símbolo de qué…? O me vas a decir que por haber guardado un pedazo de plástico con forma de corazón eres tan sensible que yo ya no puedo comprenderte…

-Llegas a ser cruel… no sé cómo puedes… snif…

-No es crueldad, es la verdad que no aceptas… ¡eh…! ¡¿Pero qué haces?!

-¡Me quito los accesorios…! ¡Todos…!

-¿Y para qué…? Sabes que después es un problema encontrarlos todos, acuérdate que así perdiste tu cartera y el sombrero azul…

-Me voy a sacar todo para demostrarte que aún sigo siendo alguien, y que no somos accesorios…

-¿Sí? ¿Y cómo lo vas a demostrar? ¿Quedándote repartida por toda la habitación…?

-Aunque me disperse tú entenderás que sigo siendo una…

-Eso es falso… tú, tú… estarás por toda la pieza, eso es todo… y tendré que reunirte…

-¿Por qué tendrás?

-¿Cómo?

-¿Por qué “tendrás que reunirme”? Yo ya no seré nada, según tu lógica…

-Pues por eso… para que seas algo…

-¡Eres ridículo, cariño! Piénsalo un poco… da lo mismo el ejemplo que pongas, da lo mismo de lo que nos despojemos siempre somos alguien…

-¡A veces eres estúpida, querida! Creo que si te terminas de desarmar te dejaré un tiempo así, sin armarte…

-¿Y luego?

-Y luego ahí veré… quizá te arme, o te arme distinta… sin boca por ejemplo…

-Pues yo creo que no podrías armarme… necesitarías un manual, ¡no sabes cómo somos los seres humanos…!

-¡Lo que faltaba…! Ahora te crees humana… estuviste viendo una película seguro… eso lo explica todo…

-No he visto ninguna película, te he visto a ti simplemente, cambiando el bigote por tu pipa y tu pipa por tu bigote, año tras año…

-Pero es que somos irrompibles…

-No somos irrompibles, nos desgastamos también, la vida hace eso…

-Pues mis piezas están intactas…

-Justamente, tus piezas, tus accesorios, ¡pero tú no…!

-Ya me estoy cansando querida…

-Entonces terminemos y quítame la boca…

-¿Qué?

-¡Quítame la boca! Ya arrojé todo fuera y no puedo sacarme la boca…

-Pero puedes cerrarla por un rato y luego indicarme cómo te armo… tranquilízate…

-¡No quiero! ¡Quiero que me arranques la boca! ¡Mi voz es mi boca!

-Tu boca es un accesorio, como mi bigote, nada más…

-No es así, cuando uno sabe quién es y qué necesita, la boca se vuelve voz y ya no hay quién te calle…

-Pues yo podría callarte…

-Sólo quitándome la boca… ¡Vamos, quítamela!

-Querida, estás siendo insensata, si lo hago no podré armarte y luego…

-Pues ya no quiero que me armes… quiero que me desarmes y listo… luego ves si quieres armarme o no o te armas una más a tu gusto…

-Ese no es el punto, querida, pero yo te quería como eras antes…

-¡Querías un accesorio! ¡Yo era un accesorio…! ¡Quítame la boca…!

-Pero querida…

-¡Quítame la boca, mierda…! ¡Hijo de puta…!

-Tú lo quisiste…

-…

-¡¿Estás contenta ahora, querida…?! ¡¿Estás contenta…?! …Snif… ¡¿Estás contenta ahora…?! –siguió gritando el señor Cara de Papa.

Pero nadie le contestó.

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