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-Todo es accesorio –dijo la señora Cara de Papa-, nada es realmente nuestro, y tú, igual que yo deberías saberlo, cariño…
-No lo sé, querida... a veces pienso que hay cosas que no deberían saberse –dijo el señor Cara de Papa-, que no hay para qué...
-Tonterías, lo que pasa es que tú prefieres vivir poniéndote bigote en vez de ojos…
-Es que los bigotes me vuelven distinguido…
-Tonterías, los bigotes son bigotes y eso es todo, y además no son tuyos…
-¡Claro que son míos…! ¿O me vas a decir que son tuyos?
-Pues podrían serlo…
-¿Qué haces?
-Te los quito, y me los pongo… ¿soy distinguida ahora?
-Por supuesto que no… eres… eres… ¡oh, querida, sácatelos…! ¡Me siento gay!
-¡Lo ves! Eso es porque te dejas llevar por lo accesorio… ¡No te das cuenta realmente quién soy! Snif…
-¿Snif?
-Sí, snif, estoy llorando… ¿no entiendes?
-Pero querida, no sé a qué vienen tantas vueltas y preguntas… somos un conjunto de accesorios, eso somos…
-¡No…! ¡Somos más que eso…! Decir que somos accesorios es lo mismo que decir que somos nada…
-La nada es nada, un accesorio es un accesorio, y eso es todo. No quiero discutir contigo querida.
-¿Y qué vas a hacer, sacarte las orejas, como siempre?
-Pues si ese es el camino que me dejas, sí…
-¡No sé cómo hemos podido estar tanto tiempo juntos…!
-Porque nuestros accesorios son compatibles, eso es todo…
-Hablas como si esa idea tuya de ser accesorio no te doliera, como si…
-Por supuesto que no me duele, querida… eso es absurdo. Podemos despojarnos de todo y no sentir dolor alguno…
-Es imposible que cuando nos quitan algo que necesitamos, o que sentimos propio, no nos duela, lo que pasa es que eres un insensible…
-Pero tú también, tú te inventas la sensibilidad, como ese día en que guardaste esa pieza que no era tuya y…
-¡Cállate…! Además era un símbolo… sabía que no era mía…
-¿Un símbolo de qué…? O me vas a decir que por haber guardado un pedazo de plástico con forma de corazón eres tan sensible que yo ya no puedo comprenderte…
-Llegas a ser cruel… no sé cómo puedes… snif…
-No es crueldad, es la verdad que no aceptas… ¡eh…! ¡¿Pero qué haces?!
-¡Me quito los accesorios…! ¡Todos…!
-¿Y para qué…? Sabes que después es un problema encontrarlos todos, acuérdate que así perdiste tu cartera y el sombrero azul…
-Me voy a sacar todo para demostrarte que aún sigo siendo alguien, y que no somos accesorios…
-¿Sí? ¿Y cómo lo vas a demostrar? ¿Quedándote repartida por toda la habitación…?
-Aunque me disperse tú entenderás que sigo siendo una…
-Eso es falso… tú, tú… estarás por toda la pieza, eso es todo… y tendré que reunirte…
-¿Por qué tendrás?
-¿Cómo?
-¿Por qué “tendrás que reunirme”? Yo ya no seré nada, según tu lógica…
-Pues por eso… para que seas algo…
-¡Eres ridículo, cariño! Piénsalo un poco… da lo mismo el ejemplo que pongas, da lo mismo de lo que nos despojemos siempre somos alguien…
-¡A veces eres estúpida, querida! Creo que si te terminas de desarmar te dejaré un tiempo así, sin armarte…
-¿Y luego?
-Y luego ahí veré… quizá te arme, o te arme distinta… sin boca por ejemplo…
-Pues yo creo que no podrías armarme… necesitarías un manual, ¡no sabes cómo somos los seres humanos…!
-¡Lo que faltaba…! Ahora te crees humana… estuviste viendo una película seguro… eso lo explica todo…
-No he visto ninguna película, te he visto a ti simplemente, cambiando el bigote por tu pipa y tu pipa por tu bigote, año tras año…
-Pero es que somos irrompibles…
-No somos irrompibles, nos desgastamos también, la vida hace eso…
-Pues mis piezas están intactas…
-Justamente, tus piezas, tus accesorios, ¡pero tú no…!
-Ya me estoy cansando querida…
-Entonces terminemos y quítame la boca…
-¿Qué?
-¡Quítame la boca! Ya arrojé todo fuera y no puedo sacarme la boca…
-Pero puedes cerrarla por un rato y luego indicarme cómo te armo… tranquilízate…
-¡No quiero! ¡Quiero que me arranques la boca! ¡Mi voz es mi boca!
-Tu boca es un accesorio, como mi bigote, nada más…
-No es así, cuando uno sabe quién es y qué necesita, la boca se vuelve voz y ya no hay quién te calle…
-Pues yo podría callarte…
-Sólo quitándome la boca… ¡Vamos, quítamela!
-Querida, estás siendo insensata, si lo hago no podré armarte y luego…
-Pues ya no quiero que me armes… quiero que me desarmes y listo… luego ves si quieres armarme o no o te armas una más a tu gusto…
-Ese no es el punto, querida, pero yo te quería como eras antes…
-¡Querías un accesorio! ¡Yo era un accesorio…! ¡Quítame la boca…!
-Pero querida…
-¡Quítame la boca, mierda…! ¡Hijo de puta…!
-Tú lo quisiste…
-…
-¡¿Estás contenta ahora, querida…?! ¡¿Estás contenta…?! …Snif… ¡¿Estás contenta ahora…?! –siguió gritando el señor Cara de Papa.
Pero nadie le contestó.
-No lo sé, querida... a veces pienso que hay cosas que no deberían saberse –dijo el señor Cara de Papa-, que no hay para qué...
-Tonterías, lo que pasa es que tú prefieres vivir poniéndote bigote en vez de ojos…
-Es que los bigotes me vuelven distinguido…
-Tonterías, los bigotes son bigotes y eso es todo, y además no son tuyos…
-¡Claro que son míos…! ¿O me vas a decir que son tuyos?
-Pues podrían serlo…
-¿Qué haces?
-Te los quito, y me los pongo… ¿soy distinguida ahora?
-Por supuesto que no… eres… eres… ¡oh, querida, sácatelos…! ¡Me siento gay!
-¡Lo ves! Eso es porque te dejas llevar por lo accesorio… ¡No te das cuenta realmente quién soy! Snif…
-¿Snif?
-Sí, snif, estoy llorando… ¿no entiendes?
-Pero querida, no sé a qué vienen tantas vueltas y preguntas… somos un conjunto de accesorios, eso somos…
-¡No…! ¡Somos más que eso…! Decir que somos accesorios es lo mismo que decir que somos nada…
-La nada es nada, un accesorio es un accesorio, y eso es todo. No quiero discutir contigo querida.
-¿Y qué vas a hacer, sacarte las orejas, como siempre?
-Pues si ese es el camino que me dejas, sí…
-¡No sé cómo hemos podido estar tanto tiempo juntos…!
-Porque nuestros accesorios son compatibles, eso es todo…
-Hablas como si esa idea tuya de ser accesorio no te doliera, como si…
-Por supuesto que no me duele, querida… eso es absurdo. Podemos despojarnos de todo y no sentir dolor alguno…
-Es imposible que cuando nos quitan algo que necesitamos, o que sentimos propio, no nos duela, lo que pasa es que eres un insensible…
-Pero tú también, tú te inventas la sensibilidad, como ese día en que guardaste esa pieza que no era tuya y…
-¡Cállate…! Además era un símbolo… sabía que no era mía…
-¿Un símbolo de qué…? O me vas a decir que por haber guardado un pedazo de plástico con forma de corazón eres tan sensible que yo ya no puedo comprenderte…
-Llegas a ser cruel… no sé cómo puedes… snif…
-No es crueldad, es la verdad que no aceptas… ¡eh…! ¡¿Pero qué haces?!
-¡Me quito los accesorios…! ¡Todos…!
-¿Y para qué…? Sabes que después es un problema encontrarlos todos, acuérdate que así perdiste tu cartera y el sombrero azul…
-Me voy a sacar todo para demostrarte que aún sigo siendo alguien, y que no somos accesorios…
-¿Sí? ¿Y cómo lo vas a demostrar? ¿Quedándote repartida por toda la habitación…?
-Aunque me disperse tú entenderás que sigo siendo una…
-Eso es falso… tú, tú… estarás por toda la pieza, eso es todo… y tendré que reunirte…
-¿Por qué tendrás?
-¿Cómo?
-¿Por qué “tendrás que reunirme”? Yo ya no seré nada, según tu lógica…
-Pues por eso… para que seas algo…
-¡Eres ridículo, cariño! Piénsalo un poco… da lo mismo el ejemplo que pongas, da lo mismo de lo que nos despojemos siempre somos alguien…
-¡A veces eres estúpida, querida! Creo que si te terminas de desarmar te dejaré un tiempo así, sin armarte…
-¿Y luego?
-Y luego ahí veré… quizá te arme, o te arme distinta… sin boca por ejemplo…
-Pues yo creo que no podrías armarme… necesitarías un manual, ¡no sabes cómo somos los seres humanos…!
-¡Lo que faltaba…! Ahora te crees humana… estuviste viendo una película seguro… eso lo explica todo…
-No he visto ninguna película, te he visto a ti simplemente, cambiando el bigote por tu pipa y tu pipa por tu bigote, año tras año…
-Pero es que somos irrompibles…
-No somos irrompibles, nos desgastamos también, la vida hace eso…
-Pues mis piezas están intactas…
-Justamente, tus piezas, tus accesorios, ¡pero tú no…!
-Ya me estoy cansando querida…
-Entonces terminemos y quítame la boca…
-¿Qué?
-¡Quítame la boca! Ya arrojé todo fuera y no puedo sacarme la boca…
-Pero puedes cerrarla por un rato y luego indicarme cómo te armo… tranquilízate…
-¡No quiero! ¡Quiero que me arranques la boca! ¡Mi voz es mi boca!
-Tu boca es un accesorio, como mi bigote, nada más…
-No es así, cuando uno sabe quién es y qué necesita, la boca se vuelve voz y ya no hay quién te calle…
-Pues yo podría callarte…
-Sólo quitándome la boca… ¡Vamos, quítamela!
-Querida, estás siendo insensata, si lo hago no podré armarte y luego…
-Pues ya no quiero que me armes… quiero que me desarmes y listo… luego ves si quieres armarme o no o te armas una más a tu gusto…
-Ese no es el punto, querida, pero yo te quería como eras antes…
-¡Querías un accesorio! ¡Yo era un accesorio…! ¡Quítame la boca…!
-Pero querida…
-¡Quítame la boca, mierda…! ¡Hijo de puta…!
-Tú lo quisiste…
-…
-¡¿Estás contenta ahora, querida…?! ¡¿Estás contenta…?! …Snif… ¡¿Estás contenta ahora…?! –siguió gritando el señor Cara de Papa.
Pero nadie le contestó.
un texto fuerte señor Vian, saludos sin el accesorio mano
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ResponderEliminarConcuerdo.
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