I.
Soy hipotético como la verdad del mundo.
Es decir,
existo como una moneda olvidada
en el fondo del bolsillo
de un pantalón que no se usa.
Debido a ello,
la acción más importante
que realizo
hoy por hoy,
puede resumirse simplemente
en ir perdiendo mi valor.
Y es que existo
como la cola arrancada de la lagartija:
arrojado yo mismo
desde algo que desconozco
y que me desconoce también
y me reniega.
Soy producto del miedo,
de la defensa…
algo que se arrojó para permitir
la huida de otro,
sin duda,
más importante que yo.
Aún así,
siento a veces que alguien
quiere decirme algo…
(algo que quizá pueda tener
cierta importancia),
pero ese alguien,
sin embargo,
no sabe exactamente qué decir.
Y yo lo espero.
Mientras tanto,
le digo a ese alguien,
y a quien me escuche,
que en realidad no importa…
que no tengo apuro
y poco necesito
para mí.
Y es que soy, de cierta forma,
similar al hombre que en medio del desierto
se concentra hasta escuchar
la lluvia que cae en otro sitio,
o la cascada,
y duerme entonces su sed
por un tiempo,
y ese tiempo a veces es descanso,
y el descanso reconforta...
Y el hombre sobrevive.
II.
Soy hipotético como la verdad del mundo.
No tengo bases
y olvido los caminos en que ando,
quizá demasiado aprisa.
Y es que mi recorrido se borra
igual que las marcas
que dejan los caracoles,
esas que se desvanecen poco a poco,
sin que nos demos cuenta.
Ahora bien,
siendo sincero,
la verdad es que todo se borra:
las palabras se borran,
los afectos se borran,
y hasta lo que creímos más permanente
termina a veces por desaparecer
o desmoronarse,
o revelar simplemente
que nunca existió
de la forma en que creímos.
III.
Soy frágil.
Suena cursi, pero es cierto:
soy frágil.
Tanto así que quizá
debiese tener uno de esos cartelitos
que se colocan en las cajas
que transportan algo de cuidado…
Sí,
soy frágil
e hipotético,
pero mi debilidad es cierta
y concreta
y hasta se puede lanzar
como una roca.
Aunque sin herir a nadie,
por supuesto.
De la misma forma, entonces,
le digo a ese alguien
que quiere decirme algo,
que mejor guarde silencio,
que no se moleste…
que así está bien…
Ya veré yo lo que hago conmigo.
La forma en que me dejo ir.
Los lugares en que elijo perderme.
Por favor,
que nadie se moleste,
y menos ese alguien,
pues me hace mal.
IV.
Soy hipotético como el amor,
como la justicia
o como la inocencia de los niños.
Y como todo aquello hipotético
me falta la certeza dulce
y empalagosa del fenómeno,
y al final termino siempre
siendo amargo.
Por suerte,
mi final no es “el final”,
y puede que todo esto resulte falso…
Usted, en este sentido,
puede hacer como le plazca,
o convenir en algo acorde
a la educación que le dieron…
Yo, simplemente,
existiré aquí hasta que el proceso termine,
y la comprobación me diga de forma certera
si he sido ratificado o no
(como significado)
Por otra parte,
también observaré si mi valor,
como decía en un inicio,
terminó o no de vaciarse
por completo.
Soy hipotético como la verdad del mundo.
Es decir,
existo como una moneda olvidada
en el fondo del bolsillo
de un pantalón que no se usa.
Debido a ello,
la acción más importante
que realizo
hoy por hoy,
puede resumirse simplemente
en ir perdiendo mi valor.
Y es que existo
como la cola arrancada de la lagartija:
arrojado yo mismo
desde algo que desconozco
y que me desconoce también
y me reniega.
Soy producto del miedo,
de la defensa…
algo que se arrojó para permitir
la huida de otro,
sin duda,
más importante que yo.
Aún así,
siento a veces que alguien
quiere decirme algo…
(algo que quizá pueda tener
cierta importancia),
pero ese alguien,
sin embargo,
no sabe exactamente qué decir.
Y yo lo espero.
Mientras tanto,
le digo a ese alguien,
y a quien me escuche,
que en realidad no importa…
que no tengo apuro
y poco necesito
para mí.
Y es que soy, de cierta forma,
similar al hombre que en medio del desierto
se concentra hasta escuchar
la lluvia que cae en otro sitio,
o la cascada,
y duerme entonces su sed
por un tiempo,
y ese tiempo a veces es descanso,
y el descanso reconforta...
Y el hombre sobrevive.
II.
Soy hipotético como la verdad del mundo.
No tengo bases
y olvido los caminos en que ando,
quizá demasiado aprisa.
Y es que mi recorrido se borra
igual que las marcas
que dejan los caracoles,
esas que se desvanecen poco a poco,
sin que nos demos cuenta.
Ahora bien,
siendo sincero,
la verdad es que todo se borra:
las palabras se borran,
los afectos se borran,
y hasta lo que creímos más permanente
termina a veces por desaparecer
o desmoronarse,
o revelar simplemente
que nunca existió
de la forma en que creímos.
III.
Soy frágil.
Suena cursi, pero es cierto:
soy frágil.
Tanto así que quizá
debiese tener uno de esos cartelitos
que se colocan en las cajas
que transportan algo de cuidado…
Sí,
soy frágil
e hipotético,
pero mi debilidad es cierta
y concreta
y hasta se puede lanzar
como una roca.
Aunque sin herir a nadie,
por supuesto.
De la misma forma, entonces,
le digo a ese alguien
que quiere decirme algo,
que mejor guarde silencio,
que no se moleste…
que así está bien…
Ya veré yo lo que hago conmigo.
La forma en que me dejo ir.
Los lugares en que elijo perderme.
Por favor,
que nadie se moleste,
y menos ese alguien,
pues me hace mal.
IV.
Soy hipotético como el amor,
como la justicia
o como la inocencia de los niños.
Y como todo aquello hipotético
me falta la certeza dulce
y empalagosa del fenómeno,
y al final termino siempre
siendo amargo.
Por suerte,
mi final no es “el final”,
y puede que todo esto resulte falso…
Usted, en este sentido,
puede hacer como le plazca,
o convenir en algo acorde
a la educación que le dieron…
Yo, simplemente,
existiré aquí hasta que el proceso termine,
y la comprobación me diga de forma certera
si he sido ratificado o no
(como significado)
Por otra parte,
también observaré si mi valor,
como decía en un inicio,
terminó o no de vaciarse
por completo.
(Leo y avanzo esperando tropezar con algún error de gramática. No encuentro nada, como antes).
ResponderEliminarDe improviso saber de ti... agrada.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarlo hipotético, es hipotético.
ResponderEliminarUn agrado también... ahí hablamos un día de estos...
ResponderEliminarSaludos.
**Lo del hipotético lo dejo de puro cariño, mientras trato de entenderlo.
Y dónde quedó la ola de Hokusai , El Incidente y todo aquello?...alguna vez me encariñé con eso.
ResponderEliminarParece que el comentario quedó en la entrada equivocada, pero sí, se me perdió todo eso tras la pérdida del note... no tenía respaldo de nada... pero no quiero pensar en eso ahora...
ResponderEliminarEra la entrada correcta,lo que pasa es que no me desenvuelvo del todo en este mundo (por lo demás, puede que "alguien quiso decirte algo"). Siento mucho lo del note...o sea, no todo es ficción..no hablo más del asunto.
ResponderEliminar:) No importa... es que pensé que me hablabas de la del bosque sin el lobo...
ResponderEliminarSaludos
Voy a desordenar tu biblioteca. Lo leeré todo.
ResponderEliminarSaludos