sábado, 6 de julio de 2019

Puedo escribir los versos más repetitivos esta noche.


Puedo escribir los versos más repetitivos esta noche.

Escribir por ejemplo:

Puedo escribir los versos más repetitivos esta noche.

Y decir entonces unas cuantas cosas sobre el amor.

Y unas pocas más sobre el extrañamiento.

Parafrasear, digamos, unas cuantas verdades ya escritas.

Y claro, leerlas a medida que escribo, usando un tono solemne y apesadumbrado.


Puedo escribir los versos más repetitivos esta noche.

Y quejarme un rato por el paso del tiempo.

Y hablar del dolor y del hambre y hasta del frío.

Puedo hacerlo sin salir de mí mismo y sin dar un paso hacia nadie.

Y hacer que tiemble mi voz.

E invocar al Dios que duerme tras las puertas cerradas.

Y regocijarme en el eco vacío de los signos.


Puedo escribir los versos más repetitivos esta noche.

Cualquiera podría, de hecho, escribirlos.

Pero los que los lean más alto parecerán que tienen verdad.

Y el de voz más lúgubre arrojará al final la palabra destino.

Las palabras se amontonarán a sus pies y se subirá en ellas como a un cúmulo de mierda.

Y pisará la palabra amor, y la palabra dolor, y la palabra hijo.


Puedo escribir los versos más repetitivos esta noche, dirá alguien.

Y tal vez ni siquiera sea noche, pero a nadie importará, que haya mentido.

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