martes, 25 de junio de 2019

Los concursantes.


I.

-Tienen ojos y no ven… -dijo J.

-¡Yo sé… yo sé…! -gritó P.-. ¡Las agujas…!

-Tienen orejas y no oyen… -continuó J.

-¡Los jarrones…! -gritó P., orgulloso-. Estoy seguro que está hablando de jarrones…


II.

El día del concurso hubo tormenta.

Podían verse rayos, a la distancia, como si fueran parte del espectáculo.

El premio había sido guardado, para que no se mojase con la lluvia.

Y los concursantes, cuando nadie los miraba, habían hecho un pacto.


III.

Entre rayo y rayo los concursantes acordaron lo siguiente:

Ganase quien ganase, al fin del día, repartirían lo ganado.

Porcentajes iguales, especificaron, sea cual sea el resultado.

Lamentablemente, para ellos, se filtró la noticia del arreglo.


IV.

A segundos de comenzar el organizador se enteró del plan.

Decidió entonces fingir que no sabía.

Mientras lanzaba las preguntas llegó a la solución.

Los haría concursar, esta vez, por algo indivisible.


V.

A pesar del arreglo el concurso resultó animado.

Llegaron empatados, a la ronda final, prácticamente sin errores.

Entonces, cuando faltaba un solo desafío, el organizador habló del premio.

Y nombró aquello indivisible, pero los concursantes no entendieron.


VI.

-Tienen ojos y no ven… -dijo J., algo molesto.

-¡Yo sé… yo sé…! -gritó P.-. ¡Las agujas…!

-Tienen orejas y no oyen… -continuó J.

-¡Los jarrones…! -gritó P., orgulloso-. Estoy seguro que está hablando de jarrones…

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