martes, 18 de junio de 2019

Ese que flota ahí.



I.

Le gustaba flotar en la piscina.

A veces pasaba horas, de hecho, flotando.

Lo hacía cuando estaba a solas.

Con otros habría llamado la atención y no era eso lo que buscaba.


II.

La piscina no era muy grande, pero para flotar le alcanzaba sin problemas.

A veces flotaba boca abajo, pensando que se asemejaba a un muerto.

En otras ocasiones lo hacía de espaldas, hasta sentir que era un objeto.

Esa última forma era su preferida. Mejor un objeto que un muerto, decía.


III.

Cuando flota boca arriba lo hace con los ojos abiertos.

No es consciente, sin embargo, que lo hace de esa forma.

Y es que asume tanto su rol de objeto, que no fija la vista en nada.

Como si dejase la vida colgando de una percha, cuando flota.


IV.

Le hubiese gustado verse flotando, desde fuera.

Ese que flota ahí, soy yo, habría dicho.

Creía que era necesario una forma de hacer eso.

Llevarse puesto no debiera ser algo obligatorio, pensaba.


V.

Cuando la piscina está vacía él se desespera.

Ha intentado otras fórmulas, pero siente que se engaña.

Como un adulto satisfecho, tras abrocharle los cordones a un niño.

Yo no quiero vivir esa mentira, se dice.


VI.

La mitad de nosotros nunca lo tomó en cuenta.

Yo, que lo vi flotar, sé que lo decía en serio.

No quiso llamar la atención, eso es seguro.

Mejor un objeto que un muerto, decía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales