sábado, 28 de febrero de 2015

Piénsalo al revés.


Piénsalo al revés, me dijo. Siempre piénsalo al revés. A mí me pasa en los sueños así que no es mérito, pero el punto aquí es que me sirve. Por ejemplo, mi sueño más recurrente ocurre en un mundo donde ves claramente volar una serie de naves y objetos que no pertenecen a nuestra cultura. Una situación que es, por cierto, del todo común, en el sueño, y que no produce sorpresa alguna. Sin embargo, en ese mundo del sueño, donde aparentemente la vida extraterrestre está totalmente validada y nadie se hace problemas por esos seres que no interfieren… en ese mundo, decía, no existen otro gran número de elementos o seres que nos son cotidianos en nuestra vida real diaria. Puede sonar tonto o enredado, pero a lo que voy es que siempre que salgo de esos sueños, termino maravillándome de la existencia de un montón de estas cosas que en el mundo del sueño, no existen: un perro, por ejemplo, o cierto tipo de árbol… o hasta una manzana. Cosas o seres que parecen entonces no solo más extraños, sino que, al estar dados ahí… producen de pronto una tremenda satisfacción… un agradecimiento real, me refiero, por estar incuso en contacto con nosotros. Puede que no lo entiendas ahora, me dijo, pero a lo que apunto es que lo realmente maravilloso no son los enigmas milenarios, ni los avistamientos, ni las reflexiones acerca de la existencia o no existencia de lo divino… todo eso te lo cambio por la existencia de los otros, de los sabores… o hasta de una piedra… Intenta hacerte la idea… piénsalo al revés… La maravilla siempre es otra y está más cerca de lo que uno cree… Ojalá te hagas la idea… Eso fue lo que me dijo. 

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