jueves, 12 de febrero de 2015

La fosa común.



Qué privilegio
sería estar
en la fosa común.

Poder mentir a todos
respecto de quién fui.

No tener,
en definitiva,
rasgo diferenciador alguno.

¿Este hueso es tuyo…?

¿Estuviste alguna vez en Praga…?

¿De qué equipo eras, cuando estabas vivo…?

¿Dejaste de creer en el amor, antes de morir…?

Preguntas de ese estilo, me refiero…

Respuestas infinitas…

Ser otro a cada instante…

Todo a oscuras y todo en movimiento,
al mismo tiempo.

¿Hace cuánto llegaste?

¿Hay lugar para otro?

¿Habrán llegado a Marte, los vivos,
allá arriba…?

Y claro…
de vuelta a acomodarse en ese espacio.

Montones de otros
que sientes de pronto aparecer
sin previo aviso.

Una sensación común, también
en medio de esa fosa…

¿Tú eras ese que hacía salto alto…?

¿Hablamos los dos, tiempo atrás, no es cierto…?

¿Te acuerdas de ese que ordenaba una biblioteca…?

Así,
no quedaría más que elegir
simplemente
qué contarnos…

La posibilidad de seleccionar,
en definitiva,
qué es lo que decimos
de nosotros mismos…

¿Te conté que no creía en la vida eterna…?

¿Tú también leíste el libro ese, del que hicieron la película…?

¿Pasaste hambre, alguna vez, cuando pequeño…?

¿Será esta toda la muerte…? ¿No habrá otra…?

Y es que realmente…
lo digo en serio:

¡Debe ser un privilegio
estar en la fosa común…!

Nada de barreras,
me refiero…

Nada de límites y bordes
entre unos y otros…

Solo palabras y huesos
en medio de la fosa…

¿No sientes hoy más húmeda la tierra…?

¿Crees que esté lloviendo allá arriba…?

¿Escucharemos la lluvia caer, si guardamos silencio…?

Preguntas y una forma de vivir
simplemente,
me refiero…

Nada más.

3 comentarios:

  1. Gracias. (Lo leí de nuevo y me costó mucho pillarle el tono, eso sí...) Que estés bien.

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  2. a mi me gustó precisamente que fuese como divagoso (al menos ese tono le di)
    igual tu.

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