“Todo esto sucedió, más o menos”
K. V.
I.
Veo un programa de tv donde una hipnotista pone en
trance a una serie de invitados.
Se trata de un programa de entretenimiento español
bastante mediocre en el que también se encuentra un cantante, un actor y creo
que un deportista no muy reconocido.
Debía cambiarlo, claro, pero el calor de la tarde era
mi propio hipnotista y me sentía incapaz de apretar incluso el control remoto.
Así, sucedió que la hipnotista comenzó a poner en
trance a uno de los invitados. Creo que al actor.
Fue entonces que presté atención a las palabras que
conducían al trance.
-Estás dentro
de ti mismo, -le decía-, eso donde
estás eres tú mismo… Ahora quiero que veas que hay un fondo oscuro… pues bien, no
te vayas hacia allá… no te vayas al fondo que de ahí yo no te saco… pues bien…
ahora quiero que vayas hasta tu cabeza y le digas a tu cerebro que…
Luego de esto, la hipnotista le decía alguna orden
chistosa o extraña que no viene al caso recordar.
Hizo lo mismo con todos los invitados.
El público se reía de cada una de las situaciones
que ella les solicitaba.
Entonces cantó el cantante y regalaron algo a los
invitados.
Poco después, termino el programa.
II.
Me quedaron dando vueltas las palabras de la
hipnotista.
Y claro… eso, más el calor y más la necesidad de
sentir algo claro en estos días, me llevaron a intentar ver si era cierto lo de
ese fondo al interior de uno mismo… comprobar si yo podía verlo, me refiero.
Así, intenté por largo rato hacer ese viaje
interno.
De hecho, traté de hacerlo y fallé varias veces, hasta que
resultó.
Esto donde
estás, me dije entonces, eres tú
mismo.
III.
No voy a dar detalles de cómo era mi yo mismo, como
lugar.
En todo caso, no tenía mayor gracia y no creo que
les interese.
Lo que sí podría contar es que visualicé ese fondo
e intenté dirigirme hacia él.
No sé si describirlo como una cueva o un pozo, pero
era sin duda un espacio al que se accedía por un lugar algo estrecho.
Así, sin intención de llegar hasta el final, aunque
sí de indagar un poco en su profundidad, avancé y miré hacia el fondo.
Me sobresalté cuando noté que había alguien en el
fondo.
No pensaba encontrar a nadie y el corazón me latía
a mil.
Noté que se movía.
Alguien vivía al fondo de ese lugar.
IV.
-No debes verme –me dijo.
-No soy tú, si eso piensas –me dijo.
-No sé más que tú –me dijo.
V.
Retrocedí con cuidado para salir de ese lugar.
Intenté mantenerme tranquilo.
No fue mi imaginación, me dije, aun saliendo desde
mí.
Mientras abandonaba el lugar, por cierto, me golpee en la canilla y me quedó
un chichón.
Cualquiera puede comprobar que es cierto.
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