Puede que sea simplemente porque no he dormido. O
porque tengo frío. O por la fiebre de estos últimos días. Pero claro, también puede
ser que sea cierto. Me refiero a eso que dice el título: que todos los caminos
son correctos.
Lo anoto en un papel hace unos años y hoy lo
encuentro. Tras elegir al azar varios caminos y venir a dar a una casa que
visité hace años. Ahora con mi hijo. Años atrás vine solo. Tanto tiempo, me dicen. Cómo
va todo. Usted olvidó esto la última vez.
Entonces me entregan un libro. Una novela de
Shusaku Endo. Yo la creí perdida. Ellos me cuentan de un incendio en la casa de
atrás. De hecho, ya no hay casa de atrás. Solo
quedó el manzano, me dicen. Unos meses
después que usted se fuera.
Entonces le explico a mi hijo que yo estuve una
semana en esa casa. En un verano hace unos años. Me había perdió igual que
ahora aunque desde otro sector. Y es raro, pero vine a dar dónde mismo.
También se
murió el abuelo, me dicen. Tenemos
pescado con papas. Su hijo es como usted nos contó.
Hablamos de varias cosas y luego salimos a ver las
estrellas. En silencio. Luego nos dejan solos. Cuando vamos a acostarnos mi
hijo encuentra una hoja en el libro. Hay algo escrito en esa hoja. Yo la miro,
pero no logro descifrarlo. Siempre me ocurre lo mismo.
Mañana
dibujamos un mapa y volvemos al camino, le digo a mi hijo.
Él asiente y me molesta y se ríe, por mis dotes de
guía.
Minutos después, antes de apagar la luz, él logra
descifrar el papel dentro de libro.
Todos los
caminos son correctos, está escrito el papel.
Buenas noches.
Aunque no llegue a ser una verdad genérica, se me ocurre que es una muy buena señal haberlo encontrado.
ResponderEliminar=)