martes, 21 de enero de 2014

La teoría del Big-Viang.

“Las cosas que surgen de la nada,
tienen existencia breve.
Yo conozco varias”.
Otto Wingarden


Todo surge de un acto minúsculo.

Una partícula casi elemental.

Una astilla apenas visible
que produce un dolor desmesurado.

Aclaro, sin embargo:
no es culpa de la astilla.

Todo surge entonces por necesidad de un grito.

O un gesto que contenga al grito.

O un afecto
que transforme al gesto
que contiene al grito.

Ese es el inicio.

Luego viene el despliegue, claro.

Un despliegue que a veces desgarra
(pequeñito, pero desgarra),
una pregunta lanzada sin fe…

palabras para limpiar una herida…

no hubo mucho más,
si soy sincero.

Y claro,
si hubo secreto en esto,
quizá haya sido simplemente
fijarte en el dolor del mundo
para que el tuyo se desvanezca,
minúsculo y avergonzado.

Con todo,
ocurre que a veces te encuentras
de improviso
con el amor del mundo,
tan cursi como suena
y tan inesperado…

la lluvia que refresca,
por ejemplo…

y basta y sobra
con ese ejemplo.

¿Se expande desde entonces, con el tiempo?

¿Se contrae y vuelve al centro desde el que surgió?

Poco sé de todo esto.

Mi teoría, de hecho,
no incluye mayores explicaciones,
sino solo un compromiso.

Un farol minúsculo que enciendes cada noche.

Por amor.

Con afecto.

No existe otra teoría.

3 comentarios:

  1. etimológicamente, ¿tiene algo de ''divino'' la palabra 'teoría' ?

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  2. se supone que no... pero hay una interpretación hermosa de vico que lo relaciona... saludos

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